La política local de Valledupar se encuentra en un punto de inflexión crítico. La total ausencia de mujeres en el Concejo Municipal no solo refleja una alarmante falta de representación, sino que también pone de manifiesto la persistencia de barreras sistémicas que impiden la plena participación de las mujeres en la vida política de nuestra ciudad.
En un mundo que avanza hacia la igualdad, Valledupar no puede quedarse atrás.
A pesar de una considerable cifra de mujeres en las listas de partidos políticos, estas se encuentran relegadas o superadas por sus contrapartes masculinas. Las estructuras de poder dentro de los partidos políticos reflejan y perpetúan las desigualdades de género presentes en la sociedad en general. El Partido Liberal y Cambio Radical han mostrado avances en inclusión, pero incluso, en estos casos, las mujeres no alcanzan a destacar.
Valledupar es una ciudad diversa y su gobierno debería reflejarlo. Las mujeres aportan perspectivas únicas y necesarias, su ausencia en el Concejo Municipal significa que se están tomando decisiones sin tener en cuenta la totalidad de las experiencias y necesidades de la población. La perspectiva femenina es crucial para abordar temas como la violencia de género, la educación y los servicios de salud, y para asegurar que las políticas públicas sean verdaderamente inclusivas.
Los hombres, por más empáticos y conscientes que puedan ser, nunca podrán comprender completamente lo que significa ser mujer en Valledupar, una sociedad que aún arrastra vestigios de machismo y misoginia. Las mujeres no solo necesitan ser vistas, sino también escuchadas, comprendidas y valoradas más allá de los estereotipos de belleza y sumisión.
Las mujeres en Valledupar, y en muchas partes del mundo, han sido históricamente subestimadas y relegadas a roles secundarios. Esta cultura de la subestimación se manifiesta de muchas maneras, una de esas es la discriminación en el lugar de trabajo. Romper con estas estructuras y cambiar esta cultura es un imperativo moral y político.
Para cambiar esta situación, necesitamos ir más allá de las soluciones superficiales. Aunque establecer cuotas de género podría ser un primer paso, lo ideal es fomentar una cultura que valore genuinamente la contribución de las mujeres y las elija por sus capacidades y méritos.
La elección de una mujer a la gobernación del Cesar es un signo de progreso y un recordatorio de que el cambio es posible y necesario. Pero no podemos permitirnos ser complacientes. La lucha por la igualdad y la representación debe continuar, y debe ser una prioridad para todos los ciudadanos de Valledupar. La representación femenina en el Concejo Municipal no es solo una cuestión de números, es una cuestión de justicia, igualdad y democracia.
Por Valentina Obregón Quiroz
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