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Sencilla, accesible y para todas las edades. Caminar es siempre una buena opción. Ha sido ampliamente recomendada en guías clínicas por sus beneficios a nivel físico, mental y social, mejorando así la calidad de vida de quienes padecen enfermedades reumáticas.
Las personas que caminan con regularidad suelen obtener mejores resultados en términos de salud en comparación con aquellas que llevan una vida sedentaria. En este sentido, la Dra. Raquel Almodóvar, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid) y una de las coordinadoras del programa ‘Reumafit’, indica que “un pequeño gesto como caminar puede marcar la diferencia en la salud de las personas con enfermedades reumáticas, ya que mejora el dolor, la fatiga y la rigidez, ayuda a aliviar la carga en las articulaciones afectadas, fortalece los músculos y mejora el estado de ánimo”.
Impacto en las enfermedades reumáticas
Las enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas (ERAS), entre las que se encuentran el lupus eritematoso sistémico, la esclerosis sistémica o esclerodermia, las miopatías inflamatorias, la enfermedad de Sjögren y las vasculitis, así como las artritis inflamatorias, suponen un desafío significativo para quienes las padecen. Su naturaleza crónica y la inflamación sistémica asociada pueden provocar dolor, rigidez, fatiga y, en muchos casos, discapacidad funcional.
Ventajas de caminar
Caminar es la actividad física más antigua del ser humano y la más practicada, y se ha demostrado que tiene muchas ventajas. Prácticamente todos tenemos experiencia, es una de las recomendaciones más fáciles de poner en práctica y es la más accesible. Puede realizarse en cualquier momento y lugar, incluso combinándose con otras prácticas. Sin olvidar, que es muy segura, no implica prácticamente riesgos.
¿Cuánto tiempo hay que caminar para obtener beneficios óptimos?
La duda suele ser siempre cuánto tiempo es necesario caminar para obtener beneficios. Tal y como nos cuenta la doctora Almodóvar, la duración y la frecuencia óptimas pueden variar según la condición física y la severidad de la enfermedad de cada persona. Hace mención a que la OMS recomienda caminar al menos 150 minutos a la semana, lo que equivale a 30 minutos al día, 5 días a la semana a un ritmo moderado.
¿A qué ritmos conviene caminar?
También es importante valorar si es mejor caminar a un ritmo lento, moderado o rápido para mejorar los síntomas de las enfermedades reumáticas. “Es útil cualquier tipo de intensidad (ligera, moderada o vigorosa). Caminar al ritmo que resulta más cómodo es una buena opción. Hay que ser conscientes de que si caminamos a un ritmo más lento necesitaremos dedicar más tiempo para obtener los mismos beneficios en salud que si caminamos a un ritmo más rápido lo que se traduce en 100 pasos por minuto o un paso que permita hablar sin quedarse sin aliento”.
¿Deben tomar precauciones al caminar las personas con enfermedades reumáticas?
Otra de las dudas que nos surgen es si existen precauciones específicas que deben tomar las personas con enfermedades reumáticas al caminar. La doctora nos indica que deben tener cuidado las personas con síntomas que aumentan al caminar (por ejemplo, dolor en la parte externa de la cadera por bursitis o tendinitis o con dolor en el talón por fascitis) o con una afectación importante de las articulaciones del miembro inferior que soportan el peso del cuerpo al caminar (cadera, rodilla, tobillo, etc.).
¿Y si el dolor impide caminar?
Hay determinados momentos en los que precisamente las enfermedades reumáticas nos impiden caminar con normalidad, ¿qué recomiendan los expertos en esos casos? “Cuando las enfermedades reumáticas dificultan caminar con normalidad debido al dolor, la inflamación o la rigidez, es fundamental adaptar la actividad para evitar empeorar los síntomas sin perder los beneficios del movimiento”, nos comenta la doctora Almodóvar.
¿Qué calzado elegir para caminar?
En el caso de que se tenga una enfermedad reumática, se recomienda un calzado con buena amortiguación, que absorba el impacto y proteja las articulaciones del pie, tobillos y rodillas. La doctora recomienda que la suela sea flexible, pero con buen soporte, permitiendo una correcta movilidad sin comprometer la estabilidad. (Hola.com).
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