No se trata solamente de acicalarnos y oler bien, suavizar nuestra piel para hacerla más provocativa o depilarnos nuestras partes íntimas con alguna técnica eficiente que nos haga lucir a la última moda (íntima). Afortunadamente la educación sexual es cada vez más clara y precisa y a cada vez más personas llega la información necesaria para mantener su salud sexual y prevenir enfermedades. Uno de esos tópicos en los que hay que profundizar y difundir es la higiene íntima, el cual no suele ser abordado como se debería quizás por pudor o vergüenza.
Un artículo científico publicado en Offarm señala que la higiene sexual incide directamente en el bienestar y confort de las personas. «La convivencia del sistema urinario y reproductor en esta pequeña porción de la anatomía corporal, así como los condicionantes que los convencionalismos sociales han impuesto a esta zona, hacen que tenga unas particularidades en cuanto a su cuidado e higiene que muchas personas no siempre saben afrontar de forma satisfactoria».
Y es que el aparato genital está conformado por órganos que permiten al organismo la reproducción, se sintetizan hormonas sexuales y la micción. Que todo confluya en ese mismo punto debe llamar nuestra atención en cuanto a la importancia de su higiene.
En general, aunque hay diferencias en las características de la zona íntima tanto de hombres como de mujeres, hay también puntos en común que pueden requerir los mismos cuidados en cuanto a la higiene. Por ejemplo, la piel en ambos casos es sumamente delicada, mucho más fina, tiene más nervios, e incluso es más permeable, con lo cual es más sensible y puede irritarse mucho más fácilmente que la piel de otras zonas del cuerpo.
Asimismo, en ambos casos hay pliegues que de no cuidarse apropiadamente pueden ser el espacio ideal para la proliferación de bacterias, dado que suele ser oscuro, y poco ventilado, además de que pueden acumular vestigios de secreciones y fluidos.
Otro punto común puede ser que, con la edad y factores particulares de la mujer y el hombre, como los cambios hormonales en el primer caso, y el crecimiento de la próstata en el segundo, se den escapes de orina y hasta incontinencia urinaria. Esto puede ameritar una higiene exhaustiva. En el caso de las mujeres, además, condiciones como la atrofia genital o la distensión del suelo pélvico también pueden ocasionarla.
Atención a las diferencias
Poner especial atención a nuestra anatomía nos permitirá una higiene mucho más provechosa, pero, además, el cuidado minucioso de nuestra zona íntima no solamente nos proporciona salud sino también bienestar emocional. No es mentira que muchas personas se sienten sexy, como nuevas y listas para la mejor acción, cuando se depilan.
Y con relación a sentirse sexy y estar listos para tener sexo, es importante comprender que, aunque estas medidas también son necesarias para solteros, las relaciones sexuales incrementan las posibilidades de contraer infecciones, pero esto no quiere decir que vamos a lavar internamente la vagina con duchas o que vamos a usar productos fuertes con el fin de desinfectar o borrar olores. No. Esto puede ser perjudicial y contraproducente.
En el caso de la mujer, el artículo de Offarm recuerda que poseemos unos mecanismos de defensa específicos como el flujo vaginal que autodepura, humecta y lubrica, y si tiene la acidez adecuada, ayuda a mantener y cuidar la microbiota vaginal saludable. En el caso del sexo masculino no es así, pero de igual manera ser minucioso en la limpieza representa no solo cuidado personal sino también por la pareja.
De hecho, el consejero y educador sexual certificado Eric M. Garrison, entrevistado por The Healthy, dice que aún circuncidado el hombre debe cuidar muy bien su higiene, limpiando el pene, puesto que puede presentar lo que se llama esmegma que consiste en la acumulación de células muertas con restos de fluidos corporales y sudor, lo cual genera mal olor y puede propiciar el riesgo de infecciones.
Entonces, además de medidas básicas higiénicas como lavar con agua tibia y limpiadores diseñados para la zona, mantener la zona seca, y en el caso de las mujeres cambiar tampones, toallas y copas menstruales con la frecuencia indicada, es fundamental que hagamos autoexploración de la zona y acudamos al médico para hacer los chequeos anuales pertinentes, y, de ser necesario, obtengamos recomendaciones para evitar y prevenir enfermedades e infecciones de transmisión sexual.
Preparados, listos, ya…
La higiene sexual no solo pasa por el cuidado personal, que además debería incluir el cuidado de manos, uñas y pies. Sino también por el antes, y el después del sexo.
Antes, es importante tener no solamente ropa limpia que debe cambiarse diariamente, sino también recursos para prevenir infecciones, como condones, por ejemplo; o la limpieza de los juguetes sexuales, que aportan beneficios a la relación de pareja. Limpiar el área genital justo antes de la acción con agua tibia, así como el lavado de dientes serán valiosos detalles.
Durante el sexo, es recomendable tener a mano más preservativos, para cambiarlos si se va a jugar entre distintos tipos de penetración; y tener a mano lubricantes en base de agua también será útil. Para después del sexo, como paso fundamental de higiene sexual, es recomendable orinar para ayudar a prevenir infecciones del tracto urinario eliminando posibles bacterias y la limpieza con un paño tibio. (Yahoo/vida y estilo).