Un total de 162 firmantes de paz dejaron de controlar los vastos territorios de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía de Perijá para establecerse en Tierra Grata, vereda ubicada en Manaure (Cesar) y uno de los 24 territorios de reincorporación que les ha permitido echar raíces, y no solo las de sus cultivos de yuca, ñame o plátano, sino también convertirse en padres y madres, conformar sus familias. La manera como se ha dado este arraigo está siendo estudiado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz.
En 2017, los reincorporados de las extintas Farc entregaron sus fusiles a Naciones Unidas para empuñar palas y azadones, incluso fabricaron ladrillos y bloques, y con sus propias manos ayudaron a construir los alojamientos que hoy son sus viviendas.
Desde entonces en este Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) han nacido 60 niños, quienes se han convertido en el vínculo emocional que los reincorporados y sus familias han establecido con este territorio. También se esmeran por sacar adelante sus emprendimientos de ferretería, bloques, ecoturismo, pequeña ganadería, cría de cerdos y gallinas ponedoras.
El profesor Juan Camilo Lee Penagos, de la UNAL Sede de La Paz, doctor en Ciencias Humanas y Sociales, menciona que “en Tierra Grata y en todos los ETCR encontramos un variado espectro de realidades y saberes que enriquecen la sociedad colombiana, en su intento por reconstruirse y forjarse como una comunidad más justa e incluyente”.
“La academia puede acompañar y fortalecer los procesos que se adelantan allí, además de facilitar los intercambios de experiencias entre los excombatientes y los demás habitantes del país”.
Precisamente, los estudiantes de primer semestre Edxon Javid Maldonado (de Ingeniería Biológica) y Francisco Antonio de la Hoz Ortega (de Gestión Cultural y Comunicativa) y firmante de la paz, están realizando una serie de visitas y entrevistas a los integrantes de esta comunidad. En su opinión, “los firmantes de la paz se vieron obligados a adaptarse a una nueva forma de vida y establecer una relación diferente con el territorio. Su espacio se redujo a una zona delimitada de aproximadamente 4 hectáreas”.
El estudiante De la Hoz, asegura que entre los cambios más importantes que ha sufrido Tierra Grata está el demográfico. “Antes la familia era reemplazada por los compañeros de fila. Las mujeres no podían tener hijos por la dinámica del conflicto; lo más complejo de parir un hijo en el monte era que se tenían que desprender de ellos y les tocaba llevarlos a algún lugar donde no corrieran peligro: un amigo, un familiar o alguien conocido. Los que nacían en el monte no tenía sus raíces en el monte, puesto que la vida guerrillera no era para los niños”, rememora.
Tierra Grata es ese lugar donde por primera vez las reincorporadas pueden traer sus hijos al mundo, estar tranquilas porque que sus hijos pertenecen a esta tierra, y, como dicen los viejos del Cesar, “acá está enterrado su ombligo”, por ser el lugar donde nacen y se crían.
El espacio físico es otro de los aspectos que ha cambiado. Al principio solo había dos casas de bahareque y tabla en medio de un potrero. Hoy es un proyecto de vivienda con bloques y cemento que goza de servicios de agua y energía eléctrica.
En este sentido, el estudiante Maldonado precisa que durante sus visitas y acercamientos a Tierra Grata evidenciaron una comunidad en proceso de construcción, tanto física como socialmente. “Fue notable la dedicación y el esfuerzo de esta comunidad que está invirtiendo en el desarrollo de sus cimientos físicos, como la construcción de viviendas y otras infraestructuras necesarias para mejorar sus condiciones de vida”, dice.
“Lo que realmente nos llamó la atención fue la cohesión y unidad que prevalecen en esta comunidad: a pesar de los desafíos que enfrentan en su búsqueda de un mejor futuro, notamos cómo trabajan juntos, apoyándose mutuamente en la consecución de sus metas y objetivos. Esta solidaridad y colaboración son fundamentales en el proceso de construcción no solo de sus viviendas, sino también de su identidad como comunidad”.
Con estos pormenores, y en el marco de la asignatura Fundamentos de las Ciencias Sociales, los estudiantes escribieron la ponencia “Concepciones territoriales: la transformación de una guerrilla a una comunidad arraigada”, la cual fue aceptada en el IX Congreso Internacional de Geografías Críticas, que se realizará en octubre en México.
El contenido de la ponencia es significativo, pues logra alinear el trabajo académico con uno de los procesos territoriales y comunitarios más interesantes de la región, que es el de la vereda de Tierra Grata.
“Muestra que es posible integrar la labor académica de los estudiantes con las realidades y los procesos de la zona de influencia de la Sede, fortaleciendo sus capacidades investigativas y aportando desde la academia a la comprensión de los procesos territoriales”, concluye el docente Lee.
Le propongo un reto: ¿sería capaz de adivinar el rango de edad de alguien sentado…
El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) informan sobre los…
En el marco de la preparación y planificación para los Juegos Parasuramericanos Valledupar 2026, el…
En un acto de solidaridad, esperanza y éxito se convirtió la Donatón organizada por la…
En el desarrollo del noveno Consejo Directivo del Pacto Territorial Cesar - La Guajira, la…
La Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco reiteró su inquietud por la situación…