Los ataques aéreos de las fuerzas rusas sobre una franja rural del noroeste de Siria mataron el viernes al menos a siete personas, entre ellas cuatro menores, según un grupo de seguimiento de la guerra y los equipos de rescate, tras meses de relativa calma en la zona.
Cuatro ataques de aviones identificados como rusos por los observadores en tierra alcanzaron el campo en Idlib, la última zona controlada por los rebeldes en una Siria devastada por la guerra, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que supervisa eventos en la guerra como operaciones y bajas.
Los cuatro menores muertos eran hermanos, según el grupo con sede en Reino Unido.
El grupo de rescate Cascos Blancos dio las mismas cifras y dijo que otra docena de personas, entre ellas ocho niños, habían resultado heridas en los ataques.
Rusia ha estado llevando a cabo ataques aéreos en Siria desde 2015, ayudando a su aliado el presidente Bashar al-Assad a recuperar el territorio controlado por rebeldes y grupos extremistas.
Los ataques se habían vuelto cada vez más raros en los últimos meses, dijo el grupo de supervisión de la guerra. (Reuters).