Hablemos claro. El mundo, las redes, la publicidad, el mundo del entretenimiento está permanentemente vendiendo sexo y todo lo que tenga que ver con sexualidad. Tomemos un par de minutos -solo un par- a escuchar la letra de alguna canción urbana. Encontraremos que no hay pelos en la lengua para hablar de partes del cuerpo que hasta hace poco causaban pudor. Esto conduce a que cada vez se considere normal la exhibición y se dé menos o poca importancia al resguardo nuestro cuerpo y a la privacidad.
De hecho, tener intimidad virtual e intercambiar fotos es una práctica cada vez más común y, contrario a lo que se cree, de que los jóvenes son los únicos que lo hacen, el fenómeno también está presente en la adultez, según explica la psicóloga Irene Alabau en un artículo de su autoría, y quien agrega que las campañas de prevención suelen orientarse a los más jóvenes porque se consideran los más vulnerables, quizás por la inconsciencia a los riesgos que representa.
Sin embargo, los adultos, los mayores de 40, al no ser nativos de la era digital, quizás tampoco reparan en que también puede estar en riesgo su intimidad. Veamos por qué se recurre a esta práctica.
Alabau menciona que puede tener lugar con el fin de generar interés y deseo sexual. Es una forma de experimentar nuevas sensaciones, de establecer un juego previo entre dos personas que se conocen y sostienen una relación, sea estable, sea esporádica o incluso sexo casual, que tiene sus pros y sus contras.
El contexto cultural, como se mencionó al principio, también conduce a establecer este tipo de intimidad y el sexting como un modo de comunicación, pero es esencial entender que hay riesgos asociados a esta práctica, y no solo para jóvenes.
¿Cuáles son los riesgos?
Quizás es muy obvio pensar en que el riesgo está en que tus dispositivos sean infringidos, pero va un poco más allá, sobre todo porque no son pocas las personas que practican el intercambio de imágenes o información íntima relacionada con sexualidad.
Una encuesta realizada por Welivesecurity en Latinoamérica, arrojó que, en 2017, el 30 % de sus encuestados practicó sexting alguna vez; más de la mitad lo hizo a través de aplicaciones como WhatsApp y Snapchat, y un poco más del 20% usó redes sociales.
La misma encuesta encontró que, dentro de las prácticas para proteger el material de sus computadoras o teléfonos, aunque más del 50% toma ciertas medidas de seguridad para evitar intentos de violación de su seguridad, un alarmante 21,2% no hace nada. Quizás por no saber, o por confiar en que nada negativo les pueda ocurrir o por pensar que, porque “somos adultos”, nada puede ocurrir. Pero sí que puede pasar.
En Welivesecurity explican que todos los riesgos surgen por la filtración del contenido íntimo, y esto no solamente ocurre porque una de las partes divulgó, puede pasar que se robe o extraiga el contenido de los dispositivos sin el consentimiento de las partes. Esto puede causar daños a la imagen, pérdida de la privacidad, acoso y vulneración de la intimidad.
También la Fundación Unam advierte que la sextorsión es uno de los riesgos de esta práctica y consiste en “chantajear o extorsionar bajo amenaza de publicar o enviar imágenes en las que el protagonista muestra una actitud erótica” y recomienda no producir, reproducir ni compartir este tipo de contenido porque puede tener graves consecuencias.
Si aún quieres seguir adelante con una relación de intercambio de contenido erótico online, estas recomendaciones de seguridad te ayudarán a proteger tu intimidad.
No menosprecies el poder de las contraseñas. Evita usar la misma para todas tus redes y aplicaciones. También es conveniente el uso de un administrador de claves para resguardarlas de manera segura.
La autenticación de dos actores puede parecer fastidiosa, pero la seguridad tiene su precio pues este método requiere una capa más de resguardo al solicitarte un código de verificación además de clave en tus aplicaciones y dispositivos.
Los correos sospechosos, de gente que no conoces, con direcciones web que no son de sitios oficiales, y los que ofrecen premios de la nada suelen ser maliciosos. No entres en ningún enlace ni descargues archivos. No respondas correos extraños. Cada vez son más creativos los intentos de engañarnos para revelar información personal.
En redes sociales hay que tener cuidado, si tenemos el perfil público, de no compartir información sensible ni abrir enlaces que nos envíen desconocidos, ni tampoco envíes imágenes e información a quienes no conoces. Asimismo, es mejor evitar usar sitios web sin certificados de seguridad.
Evita compartir imágenes donde puedan identificarte con facilidad, ni el entorno. Por último, mantén una buena comunicación con tus allegados, familiares y amigos acerca del uso de sus dispositivos electrónicos. Mantenernos informados acerca de las prácticas de estafas y de seguridad en línea nos pondrá en ventaja contra los peligros del mundo digital. (Yahoo/vida y estilo).