Con el pasar de los meses las lluvias en el país se han ido normalizando, una señal de que pronto quedará atrás el fenómeno de La Niña, que se caracterizó por el ser el más largo en 30 años, y que iniciará un fenómeno totalmente contrario, el de El Niño.
Según predicciones del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), se estima que la fase inicial de El Niño inicie durante el trimestre de junio a agosto de 2023 y se extienda durante todo el segundo semestre del año, siendo las regiones Caribe y Pacífico las que más probabilidades tienen de presentar sequías.
“La probabilidad preliminar de que inicie este fenómeno a mitad de año es de 49% y de que persista hasta el trimestre octubre – noviembre – diciembre es de 62%”, explicó Franklyn Ruiz, profesional especializado de la subdirección de Meteorología de Ideam.
“Los agricultores y el país en general deben prepararse para la probable disminución en las lluvias asociadas con el aporte del fenómeno de El Niño, y otros que pueden intensificar la condición seca. También debemos prepararnos para el incremento en la ocurrencia de incendios asociados con condiciones secas independiente de si hay fenómeno de El Niño, o no”, explicó Luis Alfonso López Álvarez, jefe de la Oficina del Servicio de Pronósticos y Alertas del Ideam.
Entre los cultivos que más se encuentran en riesgo por este fenómeno están lechuga, brócoli, coliflor, repollo, calabacín, ahuyama, pastos, mora, uchuva, gulupa, curuba, durazno, ciruela, pera y tomate, así como afectaciones en cierto tipo de ganadería que sufre por la falta de agua y el intenso calor.
Según Mario Viña, agrónomo de la Universidad de Córdoba, entre las recomendaciones para mitigar este impacto están realizar excavaciones de pozo para recoger agua lluvia ahora que todavía se puede, sembrar árboles para que los animales tengan donde descansar, así como preparar un sistema de riego eficiente que pueda mantener la humedad para los diferentes cultivos. (Vía La República).