Con el propósito de hacer una transición energética que tiene el Gobierno, y que, precisamente, es una de sus banderas, el Departamento Nacional de Planeación presentó los resultados de un estudio que hizo con la Agencia Francesa de Desarrollo y la Cepal sobre el impacto de una reducción a la mitad de la producción de petróleo y carbón sobre el empleo, el PIB y la pobreza.
De acuerdo con el DNP, la elaboración del estudio se basó en dos modelos para desarrollar un escenario antes de la implementación de acciones de política, partiendo de la premisa de una reducción a la mitad de la producción de petróleo y carbón, para encontrar los desafíos que tendría la administración pública entre 2023 y 2030.
«Lo anterior permite identificar las áreas en las que el Gobierno podría y debería intervenir para mitigar los efectos que se encuentran en la simulación de los escenarios planteados por los expertos», dijo el DNP.
Se prevé, entonces, que se podrían perder unos 362.960 empleos en total. El efecto en los departamentos petroleros es una disminución en la producción de crudo de 12,1 % y una pérdida de 117.000 puestos de trabajo.
Para los departamentos productores de carbón el impacto es de una reducción de 11,8 % en la producción y una eliminación de 145.000 empleos. Y se perderían otros 100.000 puestos de trabajo en el resto de departamentos.
En ese mismo escenario, se estimó que el PIB puede retroceder un 3,5% si la transición no se hace de manera gradual.
La pobreza moderada, por otro lado, podría aumentar 3,26% y la pobreza extrema 1,4 % para el primer año de análisis del modelo.
Las recomendaciones
Con los resultados del estudio, también se exploraron las posibilidades de implementar políticas con las que se puedan contrarrestar los efectos ya expuestos.
Las entidades, entonces, recomendaron buscar incentivos para aumentar la producción en los sectores agrícola, de la agroindustria y el turismo en los departamentos.
Se prevé que, al aumentar la oferta de empleo en estos tres sectores, de los 117.000 empleos que se perderían en el sector petroleros, se podrían generar 93.000 puestos de trabajo.
En el sector del carbón, por otro lado, de los 145.000 que se perderían, se podrían compensar hasta 120.000 empleos si se incentiva una mayor producción en esas tres ramas de actividad. (vía La República).