La adolescencia es la época de la vida en la que se pasa de la infancia a la edad adulta y que abarca desde los diez años a los diecinueve años de edad. La pubertad se encuentra formando parte de la adolescencia. Está integrada en ella, es más reducida y más recortada, tiene una duración de uno a tres años y hace referencia a los cambios biológicos, físicos y psicológicos que desarrollan la capacidad reproductora del individuo y, por tanto, dan lugar a los caracteres sexuales primarios y secundarios del adolescente.
Los acontecimientos de la pubertad siguen siempre una secuencia previsible, aunque el momento en el que se inician y la velocidad con la que se producen pueden ser sumamente variables.
Retraso de la pubertad
Se considera que existe un retraso de la pubertad cuando no hay signos iniciales de ella, a los 13 años en las niñas y a los 14 en los niños.
Esto no quiere decir que exista una patología, pero cuando esto sucede, el pediatra debe estar alerta y revisar periódicamente al niño para vigilar la aparición de signos iniciales de pubertad y, si esto no se produce, comenzar poco a poco a realizar controles analíticos, pruebas de imagen o derivar al niño a un endocrinólogo iInfantil para iniciar un estudio más especializado del problema.
¿Cuándo hablamos de pubertad retrasada?
Existen enfermedades orgánicas, genéticas o funcionales que pueden dar lugar a un retraso de la pubertad o en casos extremos a la ausencia de su aparición, dando lugar a situaciones de infantilismo sexual que no corresponde tratar en este momento.
Retraso constitucional del crecimiento y de la pubertad
Es la causa más frecuente de retraso de la pubertad. Esta situación tiene un marcado origen hereditario, pues se da frecuentemente en individuos pertenecientes a determinadas familias.
En general a lo largo de la infancia y la adolescencia estos niños tienen un aspecto más frágil, aparentan menor edad y tienen un esqueleto y una constitución más estilizada y liviana.
Diagnóstico de la pubertad retrasada
Estos pacientes suelen consultar al pediatra por talla baja y crecimiento ralentizado y, para establecer un diagnóstico correcto, se deben valorar e investigar detenidamente los antecedentes familiares y realizar un estudio analítico, funcional y de pruebas de imagen para así establecer un diagnóstico de exclusión de otras enfermedades más graves.
Tratamiento frente a la pubertad retrasada
No precisa de tratamiento médico. En ocasiones y en casos muy acusados, el tratamiento con hormona de crecimiento puede facilitar una talla final más elevada en la edad adulta.
La espera expectante con vigilancia y seguimiento médico y el apoyo emocional a la familia y al paciente, sobre todo si existen signos de ansiedad o de baja autoestima en el adolescente, pueden ser necesarios. (Hola.com).
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