Hay distintas circunstancias que pueden hacer que la cabecita del recién nacido no sea tan redonda y perfecta a como habías pensado que sería o habías visto en otros bebés. En la mayoría de los casos, son cuestiones sin importancia que se resuelven por sí solas en poco tiempo, pero conviene conocerlas.
La Dra. Ana Laura Fernández Perrone, pediatra especializada en Neurología infantil del Instituto de Neurociencias Vithas del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa, nos habla de estas situaciones y todo lo que hay que saber acerca de ellas.
La influencia del parto en el aspecto de la cabeza del bebé
Hay algunos problemas serios de salud que pueden condicionar el aspecto de la cabecita del bebé, pero en estos casos, se detectan durante el embarazo mediante ecografía y los padres y el equipo médico ya están alertados.
Si hablamos de ‘lesiones’ en la cabeza del bebé a consecuencia del parto, las dos más frecuentes son el caput succedáneum y el cefalohematoma.
Caput succedáneum: es una acumulación de sangre subcutánea que se puede observar en el cuero cabelludo del bebé, que presenta hinchazón en esa zona. La piel puede mostrar un tono de color violáceo (equimosis) y hematomas. Si se ha producido en el contexto de un parto instrumental, por ejemplo, al usar ventosas, «puede ser más prominente», y además puede acompañarse de erosiones y heridas o raspaduras a nivel superficial. Aparece durante el parto y se suele resolver en unos pocos días.
Cefalohematoma: se trata de una hemorragia traumática que se localiza por debajo de la membrana que cubre los huesos del cráneo. Puede acompañarse de una fractura también y «se hace aparente horas o días después del parto».
Signos de alarma ante los que estar atentos
Hay algunos signos de alarma en el recién nacido ante los que hay que consultar con el médico en todo caso, no solo en relación al aspecto de la cabeza. Son los siguientes, como destaca la Dra. Ana Laura Fernández Perrone:
Llanto, irritabilidad o espasmos que no mejoran con abrazos y consuelo.
Somnolencia: al bebé no se le puede despertar lo suficiente para amamantarlo y muestra una succión débil.
No orina en las primeras 24 horas y no defeca en las primeras 48 horas.
Su temperatura rectal es superior a 38ºC o inferior a 36,5ºC.
La frecuencia respiratoria es rápida, superior a 60 por minuto.
Tiene una coloración azul que no desaparece.
Al respirar, sus costillas se retraen o se hunden.
Hace sibilancias (pitidos), gruñidos o silbidos al respirar.
El cordón umbilical sangra, drena o tiene mal olor.
Los ojos, el pecho o las extremidades están amarillas.
¿Qué pasa con las fontanelas?
Las fontanelas del recién nacido suelen dar mucho respeto a los padres, sobre todo cuando son primerizos, pero hay que tener en cuenta lo que subraya la especialista de Vithas Madrid La Milagrosa: «La fontanela anterior (más grande, próxima a la frente) y la fontanela posterior (más pequeña y a veces imperceptible) son dos áreas en la cabeza del bebé que parecen carecer de protección ósea. Son espacios normales en el cráneo de un recién nacido que permiten que el cerebro del bebé crezca rápidamente a lo largo del próximo año». (Hola.com).