La fiebre tifoidea es una infección grave, causada por la bacteria Salmonella typhi. Usualmente se contrae al estar en contacto cercano o consumir alimentos o agua contaminados con este germen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre 11 y 20 millones de personas desarrollan fiebre tifoidea cada año, mayormente en los países en desarrollo. Y entre 128,000 y 160,000 mueren a causa de esta infección.
La bacteria Salmonella typhi es monogámica: solo puede vivir con un ser humano a la vez. Una vez que la bacteria entra en el organismo se disemina en el torrente sanguíneo, en donde se multiplica a una velocidad increíble. Se instala especialmente en la sangre o el intestino.
Por eso los síntomas aparecen rápido, y son:
Fiebre persistente
Fatiga
Dolor de cabeza
Náuseas
Dolor abdominal
Tanto constipación como diarrea
A veces se desarrollan erupciones en la piel
La fiebre tifoidea es muy contagiosa. Una persona infectada puede pasar la bacteria a través de las heces e incluso, aunque raro, de la orina, explica el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido.
Aunque parezca realmente desagradable, por ejemplo si una persona que porta la Salmonella typhi no se lava apropiadamente las manos después de ir al baño y luego manipula alimentos, partículas microscópicas de heces u orina pueden pasar a los alimentos o el agua.
Se puede diagnosticar a través de un análisis de sangre y es altamente tratable y curable con antibióticos. Sin embargo, si no se trata, la bacteria puede afectar el funcionamiento de distintos órganos, generando una situación de vida o muerte.
Si un niño contrae la infección, la Fundación Nemours recomienda el mismo tratamiento y tomar mucho líquido ya que la diarrea que puede causar puede provocar deshidratación.
La fiebre tifoidea tiene una alta incidencia en los países en desarrollo, en donde los sistemas de saneamiento del agua pueden ser escasos u obsoletos. También la urbanización y el cambio climático están jugando a favor de la diseminación de esta bacteria.
Otro factor que la OMS señala como altamente peligroso para la propagación de la Salmonella typhi es la resistencia a los antibióticos, que ocurre cuando se receta en exceso el medicamento y las personas no completan los cursos de tratamiento. En estas situaciones los medicamentos se «acostumbran» al gérmen invasor y ya no lo eliminan adecuadamente.
Las zonas más pobres del planeta, en donde el acceso a agua potable es escaso o nulo es donde más se registran casos de fiebre tifoidea. Las personas que viven en países desarrollados pueden contraer esta infección especialmente durante viajes.
Prevención
Las acciones para prevenir la fiebre tifoidea deben provenir tanto de las instituciones como de los individuos. Mejor saneamiento y eliminar los determinantes de salud que acarrea la pobreza es responsabilidad de los gobiernos nacionales y locales.
La higiene a lo largo de toda la cadena de producción y manipulación de alimentos y la vacunación son medidas eficaces para prevenir la enfermedad. La OMS informa que:
Desde hace varios años se vienen utilizando dos vacunas para prevenir la fiebre tifoidea: una vacuna inyectable con antígeno purificado para niños de 2 a 5 años, y una vacuna oral (en cápsulas) atenuada con organismos vivos para mayores de 5 años
Estas vacunas no proporcionan una inmunidad de larga duración y no están aprobadas para menores de 2 años.
La OMS precalificó en diciembre de 2017 una nueva vacuna conjugada que proporciona una inmunidad más prolongada y se puede utilizar en niños de más de 6 meses.
Aunque los centros turísticos y los grandes hoteles suelen ser seguros porque mantienen un buen saneamiento, si la persona está por viajar a zonas en donde la fiebre tifoidea es endémica, se recomienda la vacuna.
Las siguientes recomendaciones ayudan a garantizar la seguridad durante los viajes:
Asegurarse de que la comida está bien cocinada y siga estando caliente cuando se sirve.
Evitar la leche sin hervir y los productos a base de leche sin hervir. Solo hay que consumir leche pasteurizada o hervida.
Evitar el hielo, a no ser que esté hecho con agua potable.
Hervir el agua cuando se dude de su salubridad, y si no es posible, desinfectarla con desinfectantes fiables de liberación lenta, generalmente disponibles en las farmacias.
Lavarse bien las manos, y frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después del contacto con mascotas o animales de granja y después de ir al baño.
Lavar bien y, de ser posible, pelar las frutas y hortalizas, sobre todo si se van a consumir crudas.
Estadísticas de la fiebre tifoidea
Del promedio de 17 millones de personas que cada año contraen la bacteria Salmonella typhi, la mayoría vive en el sudeste de Asia (especialmente India y Bangladesh) y en el África Subsahariana.
Sin embargo, la circulación de la enfermedad es limitada en zonas de Latinoamérica y el Caribe. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los países de la región que registran casos de fiebre tifoidea son: Brasil, Cuba, Perú, Ecuador, Guatemala, El Salvador y Colombia.
La OPS indica que hay que mejorar la vigilancia epidemiológica en Latinoamérica y el Caribe, ya que los casos de fiebre tifoidea están subregistrados. (HolaDoctor.com).
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