El desplazamiento que vivió por casi dos décadas nunca quebrantó la esperanza de Doris Vega de regresar a su tierra. Luego de tres años de la restitución de su predio y la asignación de recursos por parte de la Unidad de Restitución de Tierras (URT), para su proyecto productivo, esta mujer campesina logró multiplicarlos y ahora genera empleo y comercializa carne y leche en su región.
Con la frente en alto y sin miedo vive ahora Doris Vega, quien gracias al proceso de restitución de tierras, desde hace tres años es la feliz propietaria de una finca productiva en zona rural del municipio de El Copey, Cesar.
“Desde el momento que volvimos a ocupar este lugar, comenzaron las bendiciones para la familia porque nos dedicamos a la ganadería y a las demás labores del campo”, afirmó Doris mientras atendía los quehaceres del hogar.
Este caso es un ejemplo de cómo los emprendimientos han impactado positivamente a los hogares restituidos, mejorando su calidad de vida, pues de acuerdo con una reciente investigación de la Universidad de Los Andes después de la intervención de la Unidad, la pobreza en los hogares se redujo en 8 % y 14 % como resultado de los apoyos directos ofrecidos por la entidad.
Doris, ahora es dueña de 21 hectáreas con las cuales está asegurando un nuevo futuro. Con el proyecto productivo que le entregó la URT garantizó la seguridad alimentaria y obras de adecuación en su finca, que fueron la base para que hoy cuente con un hato que le permite comercializar carne y leche en su región.
Para este proyecto productivo la Unidad destinó en su $ 29 millones que fueron complementados con el sostenimiento de varias hectáreas de yuca, plátano y piña. Además hizo entrega de siete hembras bovinas, que a lo largo de estos años reprodujeron significativamente su hato.