El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force), que analiza y recomienda sobre exámenes preventivos clave, acaba de lanzar una nueva recomendación: todas las mujeres deberían comenzar con las mamografías, la prueba que puede detectar cáncer de seno, a los 40, y realizarlas cada dos años.
Antes, el mismo grupo dijo que se debía comenzar con esta rutina de prevención a los 50.
El cáncer de mama es el segundo cáncer más común y la segunda causa más común de muerte por cáncer para mujeres en los Estados Unidos.
Mientras que el Grupo de Trabajo ha reconocido consistentemente el valor potencial que tiene la mamografía de salvar vidas, antes se había recomendado que las mujeres de 40 años tomaran una decisión individual sobre cuándo comenzar la evaluación, en función de su historial de salud y preferencias.
En esta nueva recomendación, el Grupo de Trabajo recomienda que todas las mujeres se hagan la prueba a partir de los 40 años. Este cambio podría resultar en un 19 % más de vidas salvados gracias a la detección temprana del cáncer de seno.
“La ciencia nueva y más inclusiva sobre el cáncer de mama en personas menores de 50 años nos ha permitido ampliar nuestra recomendación previa y animar a todas las mujeres a hacerse la prueba cada dos años a partir de los 40”, dijo Carol Mangione, ex líder del grupo. “Esta nueva recomendación ayudará a salvar vidas y evitar que más mujeres mueran por cáncer de mama».
Siempre es esencial discutir todas las opciones con el médico de cabecera, para eventualmente tomar decisiones sobre seguimientos y tratamientos.
Desde los años 90, decenas de estudios científicos han confirmado el valor de la mamografía en la detección del cáncer de seno. Y, si se realiza regularmente siguiendo las indicaciones del médico, y hay un problema, éste se puede detectar a tiempo y tratarlo rápido.
Este tipo de cáncer es el más común entre las mujeres, independientemente de su raza o grupo étnico.
Históricamente, las latinas que viven en los Estados Unidos posponen sus exámenes preventivos, o directamente ni piensan en hacérselos por distintas barreras: desde económicas hasta culturales. Si no hay dolor, bulto o molestia, piensan que no hay razón para ir al médico. Por eso muchas se hacen una mamografía cuando hay un problema diseminado.
Aunque la incidencia de cáncer de seno no reconoce de razas o etnias, las latinas sí tienen una incidencia más alta de muerte por esta enfermedad, lo que puede ser consecuencia de los diagnósticos tardíos.
Cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se diagnostican unos 200,000 nuevos casos de cáncer de seno, y ocurren 40,000 muertes por este mal. (HolaDoctor.com).
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