Un estudio reciente sugiere que el tiempo frente a la pantalla afecta más a los niños si lo pasan activamente en la cama, en lugar de justo antes de dormir.
Científicos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, rastrearon el tiempo frente a la pantalla y los hábitos de sueño de 85 niños de entre 11 y 14 años durante una semana utilizando cámaras corporales, cámaras en sus habitaciones y dispositivos de monitoreo del sueño.
Los investigadores descubrieron que el uso de pantallas en las dos horas antes de acostarse no estaba asociado con la mayoría de las medidas de salud del sueño, pero sí lo estaba el tipo de tiempo frente a la pantalla y dónde ocurría.
“Rápidamente se hizo evidente que los adolescentes pasan gran parte de su tiempo frente a la pantalla mientras están en la cama. Nuestros hallazgos más interesantes fueron que el tiempo que pasaban frente a una pantalla antes de acostarse tuvo poco impacto en el sueño esa noche”, comentó el autor principal, el doctor Bradley Brosnan, en una declaración retomada por Newsweek.
Y agregó: “Sin embargo, el tiempo frente a una pantalla una vez en la cama afectó su sueño: les impidió dormir durante aproximadamente media hora y redujo la cantidad de sueño que obtuvieron esa noche”.
De todos los participantes en el estudio, 99 por ciento utilizó pantallas en las dos horas previas a acostarse. Más de la mitad utilizó pantallas una vez en la cama y un tercio las utilizó después de intentar irse a dormir por la noche.
El tiempo frente a la pantalla que más afectó al sueño fue aquel que se llevó a cabo en la cama, el que involucró pantallas interactivas, como los videojuegos, o cuando los niños utilizaron varias pantallas al mismo tiempo, por ejemplo, viendo una película mientras jugaban en un dispositivo.
“Cada 10 minutos adicionales de este tipo de tiempo frente a la pantalla reducían la cantidad de sueño. Nuestros hallazgos sugieren que el impacto del tiempo frente a la pantalla en el sueño se debe principalmente al desplazamiento temporal que retrasa el inicio del sueño, en lugar de a cualquier efecto directo de la luz azul o la interacción, ya que no encontramos asociaciones con la latencia del sueño y la vigilia durante el periodo de sueño”, dijo Brosnan.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan que los niños eviten las pantallas una hora antes de acostarse. En Nueva Zelanda, la recomendación oficial equivalente es de dos horas. Sin embargo, los autores del estudio dijeron que esta recomendación debería actualizarse para adecuarse a la vida moderna. (Newsweek).
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