A un año que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force), recomendara que todas las mujeres comenzaran a hacerse mamografías a los 40, la discusión continúa.
Hasta ese momento, la recomendación del mismo grupo sobre la prueba que puede detectar cáncer de seno había sido que se iniciara con esta rutina de prevención a los 50.
Puntos clave
A nivel mundial, se diagnostican unos 670,000 casos de cáncer de seno anuales.
La actual recomendación es comenzar con las mamografías que pueden detectarlo a tiempo, a los 40.
Hay quienes piensan que es muy temprano, y que genera pruebas innecesarias.
A nivel mundial, el cáncer de mama causó 670.000 muertes en 2022. Fue el tipo de cáncer más frecuente en 157 países.
En las Américas, el de seno es el cáncer más frecuente en mujeres, y la segunda causa de muerte en general entre mujeres. Se diagnostican alrededor de 462,000 casos al año, con unas 100,000 muertes.
La mamografía es la herramienta esencial de prevención, ya que puede detectar anomalías en la mama y tratarlas de manera precoz para evitar que se desarrolle cáncer.
Mientras que el Grupo de Trabajo ha reconocido consistentemente el valor potencial que tiene la mamografía de salvar vidas, antes se había recomendado que las mujeres de 40 años tomaran una decisión individual sobre cuándo comenzar la evaluación, en función de su historial de salud y preferencias.
En 2023, el grupo cambió esta recomendación diciendo que todas las mujeres deberían iniciar la prueba a partir de los 40 años, y repetirla cada dos. Dijeron que este cambio podría resultar en un 19% más de vidas salvadas gracias a la detección temprana del cáncer de seno.
“La ciencia nueva y más inclusiva sobre el cáncer de mama en personas menores de 50 años nos ha permitido ampliar nuestra recomendación previa y animar a todas las mujeres a hacerse la prueba cada dos años a partir de los 40”, dijo Carol Mangione, ex líder del grupo. “Esta nueva recomendación ayudará a salvar vidas y evitar que más mujeres mueran por cáncer de mama».
Los que no están de acuerdo con este cambio argumentan que lleva a más pruebas de seguimiento en casos en los que difícilmente se deriva en cáncer. En especial aquellos conocidos como «falsos positivos». Esto, dicen, genera más temor y estrés en mujeres que, de otra manera, no desarrollarían este cáncer.
Este grupo considera que las mujeres que tienen bajo riesgo, y no tienen historial familiar de cáncer de seno podrían comenzar con sus estudios a los 45.
Siempre es esencial discutir todas las opciones con el médico de cabecera, para eventualmente tomar decisiones sobre seguimientos y tratamientos.
Desde los años 90, decenas de estudios científicos han confirmado el valor de la mamografía en la detección del cáncer de seno. Y, si se realiza regularmente siguiendo las indicaciones del médico, y hay un problema, éste se puede detectar a tiempo y tratarlo rápido.
Históricamente, las latinas posponen sus exámenes preventivos, o directamente ni piensan en hacérselos por distintas barreras: desde económicas hasta culturales. Si no hay dolor, bulto o molestia, piensan que no hay razón para ir al médico. Por eso muchas se hacen una mamografía cuando ya hay un problema diseminado.
Aunque la incidencia de cáncer de seno no reconoce de razas o etnias, las latinas sí tienen una incidencia más alta de muerte por esta enfermedad, lo que puede ser consecuencia de los diagnósticos tardíos. (Hola Doctor).