Considerada una enfermedad romántica en el imaginario popular, la tuberculosis fue durante siglos sinónimo de muerte. Se la conocía como «consumo pulmonar», un mal que palidecía la piel, dejaba sin aire a los pulmones, obligaba a escupir sangre y extinguía los últimos suspiros.
Ya con décadas de investigación en su historia, y con su nombre definitivo, la tuberculosis, o TB, como se la conoce en la jerga médica, sigue causando cerca de 10 millones de infecciones al año a nivel global, con 1.5 millón de muertes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, que tiene formas que ya son resistentes a múltiples antibióticos.
La causa una bacteria que se transmite por vía aérea cuando la persona afectada tose, estornuda o simplemente habla.
La tuberculosis estuvo en la lista de enfermedades raras, controlada gracias al avance de los tratamientos antibióticos, hasta 1985, cuando los casos comenzaron a emerger de nuevo, en parte por la pandemia de VIH, el virus que causa el Sida.
El VIH debilita el sistema inmune, lo que hace que no pueda pelear contra la bacteria de la TB. Del total de muertes globales a causa de la TB el año pasado, unas 215,000 fueron en personas con VIH/Sida.
Síntomas
Los síntomas de la TB pueden incluir:
– Tos severa que dure tres semanas o más
– Pérdida de peso
– Toser y escupir sangre o mucosidad
– Debilidad o fatiga
– Fiebre y escalofríos
– Sudores nocturnos
Tratamiento
La tuberculosis se trata con cursos de antibióticos por largo tiempo. Es extremadamente importante que si el tratamiento recomendado es antibiótico, la persona respete a rajatabla la terapia, para prevenir que la bacteria se vuelva resistente al antibiótico. O para aquéllos que ya presentan resistencia a algún tipo de antibiótico.
La destrucción de los microbios de la TB es lenta. El tratamiento de la infección de tuberculosis latente toma al menos tres meses (y posiblemente más tiempo, según los medicamentos que se tome) para destruirlos.
En el caso de la enfermedad de TB, los medicamentos generalmente toman seis meses o más para destruir todos los microbios. Es probable que el paciente comience a sentirse mejor solo pocas semanas después de comenzar el tratamiento, pero éste es el momento en el que hay que tener mucho cuidado.
Los microbios de la TB seguirán estando vivos en el cuerpo aunque la persona se sienta mejor. Por eso es muy importante que siga tomando los medicamentos hasta que todos los microbios hayan sido destruidos, aunque pueda sentirse mejor y ya no tenga síntomas de la enfermedad.
Puede ser muy peligroso dejar de tomar los medicamentos o no tomarlos con regularidad. Esto hará que los microbios vuelvan a multiplicarse, y la persona seguirá enferma durante más tiempo. También es posible que se vuelvan resistentes a los medicamentos que esté tomando. Si los medicamentos dejan de funcionar, posiblemente se necesiten nuevos antibióticos para destruir los microbios.
Los nuevos medicamentos se deberán tomar durante más tiempo y, por lo general, tienen efectos secundarios más graves.
Por eso, autoridades de salud promueven el llamado tratamiento directamente observado (TDO). La estrategia es simple: una profesional de salud, que no sea miembro de la familia del paciente, entrega los antibióticos y observa como el paciente toma cada dosis. El TDO se usa por muchas razones, entre ellas:
Un estudio de la Universidad de Oxford y la Universidad de Surrey, publicado en la revista Nature, descubrió como la TB controla su crecimiento a través de dos enzimas, haciendo el desarrollo de las bacterias muy lento, tanto que la infección puede permanecer latente toda una vida. Modificando genéticamente estas enzimas, se puede revertir el curso de la enfermedad. Este hallazgo abre la puerta a una nueva generación de medicamentos contra la TB. (HolaDoctor.com).