Con la reducción de una hora semanal en la jornada laboral, Colombia se suma a los países que han optado por un modelo en el que los empleados trabajen menos horas, por el mismo sueldo. Una medida que es similar a las adoptadas por otros países de la región.
Se trata de una tendencia que ha ganado terreno en varios países América Latina y Europa, con la que se busca otorgar mayor tiempo a los trabajadores para dedicarse a sus asuntos personales, con la premisa de laborar menos horas, pero ser más productivos.
En el caso colombiano, ley aprobada desde el 2021 establece que la reducción será gradual: comienza a aplicarse este fin de semana, al pasar de 48 horas semanales a 47, y seguirá bajando hasta llegar a 42 en 2026.
Esta medida no implica disminución de salarios y además conlleva mejoras para los trabajadores, que recibirán una mayor remuneración por horas extras y dominicales.
Otros países que recortan la jornada laboral
Chile ya había dado un paso adelante en la reducción de la jornada laboral hace varios meses y marcó un camino en esa dirección al reducir sus horas de trabajo reglamentario a la semana de 45 a un máximo de 40.
En Brasil también se va a experimentar un modelo de trabajo de cuatro días a la semana en lugar de cinco, mientras que en México se está explorando la posibilidad de recortar la jornada de 48 a 40 horas semanales.
Uruguay ha puesto sobre la mesa esta misma discusión con una iniciativa planteada desde las centrales obreras y que el Gobierno ha recibido con reservas, pero con disposición de abrir la discusión sobre el costo-beneficio.
Al respecto, el ministro de Trabajo y Seguridad Social de Uruguay, Pablo Mieres, aseguró: “El camino que tenemos para avanzar implica justamente la posibilidad de reflexionar sobre una estrategia de intercambio entre la mejora de la productividad y la reducción de las horas de trabajo”.
Sin embargo, el funcionario aclaró que desde el Gobierno no se va a impulsar una ley que promueva el recorte de la jornada en forma generalizada. En cambio, se mostró partidario de que los ajustes sean sectorizados y que resulten de acuerdos entre empleadores y trabajadores.
“El problema es si caemos rápidamente en la idea de que eso se puede generalizar. Porque no siempre ocurre así y el riesgo que tiene es justamente que las empresas que incorporen una reducción de la jornada laboral, sin mejorar su productividad, pueden tener caídas en la rentabilidad de su producción”, explicó Mieres.
Entretanto, en países de Europa como Reino Unido, desde febrero de este año, algunas empresas decidieron prolongar el experimento de una semana laboral de cuatro días. En España, el Gobierno lanzó un proyecto piloto para reducir la semana laboral en al menos medio día, sin afectar los salarios. Mientras que, en Alemania, la industria automotriz implementó un horario reducido a 35 horas semanales. ( Vía France 24).