Arcilla, agua y cascarilla de arroz son la materia prima con la que la mayoría de las familias de la vereda Las Casitas, en Valledupar, elaboran los ladrillos con los que durante muchos años se han construido viviendas y otras edificaciones en la región. Sin embargo, el hecho de elaborarlos de manera artesanal los ha venido rezagando del mercado. Para darle un valor agregado a este producto, que constituye su principal medio de subsistencia, se propone mejorar las características mecánicas o la dureza de los ladrillos para que puedan resistir mayor carga estructural.
Esta labor, que se realiza de manera empírica gracias a los saberes de abuelos, padres, tíos o hermanos, es la que les permite a cerca del 70 % de los 1.600 habitantes de la vereda Las Casitas vivir de la fabricación de ladrillos, que años atrás servían como materia prima para los hogares de este municipio y sus alrededores, pero que ahora viene en declive porque industrias de otras latitudes del país los ofrecen a costos más bajos.
El proceso inicia a las 3 de la mañana, cuando los pequeños alfareros se levantan con su pala y demás herramientas de trabajo para ir al frente de explotación a extraer arena. Los alfareros de esta población pisan la mezcla hasta obtener la consistencia esperada, la cual tapan y dejan “madurar” o reposar por un día. Al día siguiente la retoman, y con moldes de madera le dan la figura rectangular al ladrillo; este material lo colocan en moldes que duran cerca de 2 días secándose al aire libre.
Según la Corporación Ambiental Empresarial, en Colombia el 25 % de las toneladas de ladrillos es producido por la gran industria en solo un 3 % de los hornos, mientras que el 75 % restante se produce en el 97 % de hornos artesanales, lo que corrobora la alta informalidad. Este panorama indica que se debe propender por métodos que les ayuden a tecnificarse.
Al respecto, el ingeniero de minas Cristian Antonio Daza Álvarez, magíster en Ingeniería – Recursos Minerales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó un trabajo de investigación y concluyó que la resistencia de los ladrillos de Las Casitas no es la óptima según la norma sismorresistente vigente en Colombia (NSR-22) para atender posibles sismos o vendavales.
Todos los materiales de construcción –ladrillos, bloques, varillas y concretos– se deben elaborar pensando en que deben soportar ciertas cargas estructurales relacionadas con el peso, las cargas de viento y sísmicas, y el desgaste, teniendo en cuenta los parámetros sugeridos por la norma sismorresistente vigente.
“Los materiales que no cumplan con los parámetros mínimos exigidos por la norma no se pueden utilizar en construcción. Los ladrillos de Las Casitas no cumplen con la norma porque después de someterlos a ensayos de cargas puntuales (ensayos de compresión simple utilizando prensas mecánicas calibradas y reguladas), dieron como resultado valores de 2,5 Mpa, que son inferiores a los límites mínimos permisibles, para uso tanto en interiores como exteriores”, explica el investigador.
El magíster Daza busca mejorar las características mecánicas de los ladrillos en función del aumento de la temperatura de cocción para lograr más resistencia mecánica o la capacidad de los cuerpos para resistir las fuerzas aplicadas sin romperse. La idea es que tengan más dureza para que puedan resistir mayor carga estructural.
“Los principales elementos químicos de las arcillas de Las Casitas son magnesio, hierro, aluminio, sílice y potasio, mientras que en la composición mineralógica se encuentran especies como biotitas, feldespatos, montmorillonitas y cuarzo”, acota el experto.
Para las pruebas se utilizaron equipos de la UNAL Sede Medellín, así: en las químicas elementales, para los ensayos se usó una máquina de fluorescencia de rayos X; para el análisis de especies minerales se utilizó un difractómetro de rayos X; para los ensayos térmicos se empleó una termobalanza; para los ensayos de resistencia mecánica se usó una prensa hidráulica, y para la cocción de ladrillos de prueba en laboratorio una mufla eléctrica.
Además de características térmicas diferenciales asociadas con los cambios que presentan estos materiales a las temperaturas, donde se observa que gracias a la presencia de feldespatos en las muestras minerales, estos materiales pueden conseguir grandes resistencias mecánicas a partir de los 950 oC frente a otros materiales arcillosos presentes en otras zonas del territorio colombiano, que pueden llegar a necesitar hasta 1.200 oC para alcanzar durezas óptimas que permitan obtener productos de buena calidad con fines constructivos.
Mayor resistencia
“Se concluye que a medida que se aumenta la temperatura de cocción y se ajustan algunas variables de procesos de los materiales en estudio, se genera un aumento significativo en las resistencias mecánicas y una disminución de los porcentajes de humedad de los productos finales elaborados”, detalla el magíster.
Lo anterior se logró después de un acercamiento a la comunidad y de la visita diaria por una semana, en las que se estudiaron los ladrillos que hacen que Las Casitas sea conocida en el Cesar. Al final el investigador dio a conocer la apremiante necesidad de mejorar las características técnicas o incluir nuevas tecnologías a los procesos de alfarería llevarían a mejorar las características de los productos finales que ellos ofrecen al público.
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