El proyecto, liderado por un grupo de investigadoras, consiste en identificar los tipos de hongos que causan enfermedad en los cultivos e inhibir su acción dañina mediante el uso de aceites esenciales extraídos de limonaria, hojas de mango, eucalipto, albahaca, citronela, prontoalivio y orégano.
Aunque el mango es una fruta de amplio consumo en el país –de hecho, existen más de 200 tipos– no es autóctona, fue introducida, pero se adaptó al clima y las alturas; por eso se encuentra en prácticamente toda la zona andina y el Caribe colombiano.
Cesar cuenta con microclimas según la ubicación: al norte es seco, en el centro es húmedo y al sur es un poco más templado, e incluso frío; eso explica porque, además del mango, los microorganismos también se han adaptado al ambiente, y por eso las expertas centraron su investigación en cada uno de ellos.
Para su estudio tomaron muestras de mango (hojas, tallo o fruto) en cada zona y ensayaron cómo cada aceite repele la acción de los hongos, estrategia que sirve como mecanismo de control biológico, alternativa al uso de químicos que contaminan tanto los suelos como los ríos y quebradas, entre otros afluentes.
Otra problemática identificada en la interacción con los campesinos de la región es que, al utilizar productos químicos en los frutos, no se puede observar de inmediato si este está siendo afectado por algún patógeno, lo cual genera devoluciones del comprador y pérdidas para el agricultor; sin embargo, hasta ahora no hay en la zona un registro sobre cuál es la perdida por cosecha.
Por esta razón, como Colombia importa todos sus insumos químicos, el propósito de este trabajo es utilizar materiales de la región igualmente eficaces y de bajo costo, de manera que se beneficien los pequeños agricultores.
Por ser biológicos, los aceites esenciales son mejores porque los patógenos, en este caso hongos, no generan resistencia ya que contienen varios ingredientes activos que le impide a la planta generar resistencia a ellos, como sí sucede con los agroquímicos.
Así se ofrece una solución a una gran cantidad de dificultades que afronta la agricultura actual y se contribuye al conocimiento científico en aras de beneficiar al Cesar, una de las regiones más pobres de país, con alto índice de analfabetismo, desempleo, violencia y un campo que necesita de la tecnología y la innovación que se hace en la UNAL; además, es un apoyo para que los jóvenes tengan una oportunidad de emprender y generar nuevos empleos.