“¡Qué vergüenza hablar de esto! Pero es que las hemorroides es una condición muy molesta, tengo que traer el cojín especial para sentarme y todos lo van a ver”. Esto me dijo mi compañera de oficina en el periódico en el que trabajaba. Aquel era un trabajo que implicaba muchas horas sentada y, en los días de cierre de ediciones especiales, la ingesta de comida chatarra a deshoras. Estos dos factores suelen afectar especialmente a quienes padecen de esa condición.
Las hemorroides son causadas por la inflamación e hinchazón de las venas en el ano y el recto. Ya nada más el lugar del cuerpo en el que ocurre, aporta cierta incomodidad para hablar del tema. Y sí, realmente no son pocas las razones por las cuales quienes la padecen evitan hablar de ello.
La primera puede ser el estigma social, pues se asocian con temas tabú como la defecación y la higiene personal, lo que puede hacer que la gente sienta que hablar de ellas es vergonzoso o asqueroso.
Otro aspecto es la falta de conocimiento y las ideas erróneas que hay en torno al tema: que, si afectan solo a las personas mayores, o especialmente a quienes tienen sobrepeso o que se relacionan con una mala higiene de la zona íntima. Y no, sobre ninguno de estos casos hay respaldo científico. El hecho es que, es una condición como muchas otras y ocurre por distintos factores.
Como mencionamos, el sendentarismo y una dieta inadecuada influyen en la aparición o más bien en el empeoramiento de la condición, pero entre las causas más comunes está el estreñimiento pues el esfuerzo para defecar puede incrementar la presión en las venas rectales, según se explica en la Biblioteca Nacional de Medicina. Asimismo, estar mucho tiempo sentados en el inodoro puede incentivar la aparición de hemorroides, por lo cual se es una de las razones por las cuales debemos evitar el uso del celular mientras estamos en el baño.
Además, el levantamiento de objetos pesados también puede ocasionar la aparición de hemorroides, pues esto aumenta la presión abdominal. Igualmente, la presión que ejerce el útero agrandado durante el embarazo y el envejecimiento pueden ocasionar hemorroides, pues el tejido anal se debilita.
Vale mencionar en este punto que, aunque muchos asocian el consumo de alimentos picantes con la aparición de las hemorroides, la verdad es que no la causan, pero si pueden estimular la irritación de los intestinos y de la zona anorrectal. De hecho, el ardor y un insistente escozor en la zona con síntomas comunes de las hemorroides, además de la aparición de protuberancias dolorosas alrededor del ano y el sangrado, síntoma que es muy importante comunicar al médico porque puede estar avisando otra enfermedad grave como cáncer.
Ahora bien, por más incómodo que sea. esta condición es muy frecuente. La sufren millones de personas en el mundo, e incluso se estima que más de la mitad de las personas mayores de 50 años las padecen, con lo cual resulta muy útil estar al tanto de las medidas más adecuadas que podemos seguir en casa para mejorarlas. Automedicarnos con suplementos o usar cremas milagrosas, no está en la lista.
La doctora Neha Mathur, gastroenteróloga del Underwood Center for Digestive Disorders del Houston Methodist comparte, en una entrevista para AARP, que sí podemos cambiar algunos hábitos y seguir algunas recomendaciones. La primera de ellas es aumentar el consumo de fibra incluyendo más frutas, verduras y alimentos integrales. Esto nos ayuda a evitar el estreñimiento porque se ablandan las heces y se aumenta su volumen.
Otra recomendación esencial es tomar más agua, más cuando estamos sumando más fibra a nuestra ingesta diaria. Esto también contribuirá con el ablandamiento de las heces con lo cual se disminuirá el esfuerzo para ir al baño.
Adicionalmente, la especialista recomienda hacer baños de asiento con sales de Epsom. Sí, sabemos que lo de baños de asiento suena a un tratamiento de hace dos siglos, pero es realmente efectivo.
De hecho, la doctora Karen Rodeffer-Evans, dice a Banner Health que este es un sencillo método de atención que puede brindar más alivio del esperado. Es fácil de hacer y brinda una increíble comodidad. Consiste en un baño poco profundo que puede hacerse en la bañera, en una ponchera o, mejor aún, en un asiento de plástico diseñado específicamente para ello y que puede encontrarse en cualquier farmacia. Se instala en el inodoro y permite mojar la zona perineal con agua limpia y tibia que calma la zona afectada y la ayuda a sanar.
Un detalle muy importante es el cuidado a la hora de limpiarnos. Hay que evitar el papel higiénico en seco y en su lugar elegir toallitas húmedas sin fragancia ni alcohol o un rociador de baño; y, por último, pero no menos importante, ajustar nuestros hábitos al evacuar. Dejar el teléfono o las lecturas fuera del baño y no pasar más de cinco minutos esperando entrar en acción. Si al cabo de este tiempo no hemos evacuado, hay que levantarse e intentar más tarde.
Aunque siguiendo estas recomendaciones tendremos una mejora notable, es muy importante acudir al especialista, pues será la persona ideal para hacer el diagnóstico adecuado, y para recomendarnos los medicamentos ideales para nuestro caso específico, sobre todo porque dependiendo del tipo y de la gravedad de la afección, podría recomendarse una intervención quirúrgica. (Yahoo/vida y estilo).