El corazón necesita movimiento para mantenerse sano. Eso lo hemos escuchado hasta el cansancio. Lo interesante de un nuevo estudio publicado recientemente por la European Heart Journal es que quedó demostrado que hasta tomarnos una siesta o levantarnos para estirar las piernas es mejor que permanecer sentados para la salud cardiovascular.

Investigadores del University College London (UCL) y la Universidad de Sydney analizaron los datos de unas 15.000 personas que participaron en seis estudios en Países Bajos, Australia, Dinamarca, Reino Unido y Finlandia para determinar qué tipos de movimiento aportaban mayores beneficios para la salud del corazón dentro de un día típico de 24 horas.

Lo primero fue identificar los cinco tipos de actividad física básica que puede hacer una persona de manera cotidiana. Así llegaron a clasificar al sedentarismo (estar sentado o acostado sin dormir), dormir, estar de pie, realizar actividad física de intensidad ligera (como caminar) y hacer actividad física moderada o vigorosa (como correr o nadar).

No es difícil adivinar que la actividad física moderada o vigorosa es la más beneficiosa para la salud cardiovascular, seguida por la actividad física ligera como levantarte para ir al aseo cuando se acaba un capítulo de tu serie favorita en Netflix. La tercera mejor opción para tu corazón es ponerte de pie un rato o, en su defecto, acostarte a dormir.

Pasar todo el día postrado en una silla frente a un escritorio o acostado en el sofá es la actividad que menos ayuda a tu salud. Así lo demostraron las mediciones de los participantes a los que ataron un dispositivo portátil en el muslo para cuantificar su actividad física a lo largo del día y las analíticas para determinar seis indicadores comunes de la salud del corazón, como el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL o “bueno”), la proporción entre el colesterol total y el bueno, los triglicéridos y la hemoglobina A1c, que es una prueba que mide el nivel promedio de azúcar en la sangre durante los últimos tres meses.

Lo preocupante es que el estudio determinó que los participantes permanecieron en actividades sedentarias 9 horas y media diarias.

La intensidad cuenta

«La gran conclusión de nuestra investigación es que, si bien los pequeños cambios en la forma de moverse pueden tener un efecto positivo en la salud del corazón, la intensidad del movimiento es importante», expresó Jo Blodgett, primera autora del estudio del Instituto de Deporte, Ejercicio y Salud de la University College London.

La investigadora explicó que los que decidan levantarse del sillón y comenzar a correr, a subir escaleras o caminar rápido observarán los mejores beneficios, pero agregó que cualquier actividad que aumente el ritmo cardíaco y nos haga respirar más rápido durante uno o dos minutos será bueno para el organismo.

El coautor principal del estudio, Mark Hamer, señaló que, aunque no sorprende que ser más activo sea beneficioso para la salud del corazón, lo nuevo de este estudio es considerar que existe una variedad de comportamientos durante las 24 horas del día.

«Este enfoque nos permitirá, en última instancia, brindar recomendaciones personalizadas para que las personas sean más activas de la manera que sea más apropiada para ellas», dijo Hamer.

El problema es que es complicado combatir los malos hábitos y los investigadores lo saben. James Leiper, director médico de la Fundación Británica del Corazón dijo en un comunicado que la clave es elegir cambios que podamos mantener a largo plazo desde el disfrute. “Cualquier cosa que aumente tu ritmo cardíaco puede ayudar”, insistió.

Una de las recomendaciones es incorporar “golosinas de actividad” en nuestra rutina, como caminar mientras hablamos por teléfonoo programar alarmas para levantarnos cada cierto tiempo a hacer sentadillas.

Dormir también sirve

Dormir es una parte esencial de la vida, pero pocos estudios la habían incorporado como una de las actividades físicas que pueden colaborar con la salud cardiovascular.

Los participantes de esta investigación durmieron un promedio de 7,7 horas por noche, cifra que se encuentra dentro del rango recomendado de sueño de 7 a 9 horas para personas entre 18 y 64 años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

El estudio señala que el sueño reparador trae más beneficios para la salud del corazón que tradicional sedentarismo del sillón, pero si se nos pegan las sábanas y dormimos más de la cuenta los efectos no serán tan positivos como los que tendríamos si nos levantamos y hacemos actividad física.

La organización Sleep Foundation señala que quemamos unas 50 calorías por hora mientras dormimos, aunque esa cifra varía de persona en persona, según su tasa metabólica basal, que es la energía que necesita un organismo para realizar funciones esenciales como la respiración, la circulación, la regulación de la temperatura, el crecimiento y la reparación celular.

Las reglas del juego cambian para los que sufren trastornos del sueño porque se ha descubierto que dormir mal es malo para el corazón, ya que hay investigaciones que han relacionado al insomnio, la apnea y la narcolepsia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Apelar a las siestas podría ser una solución para las personas que duermen poco o tienen el sueño fragmentado. Los investigadores dicen que tendrían que estudiar más detenidamente qué es lo mejor para las personas privadas de sueño, pero plantean la hipótesis de que probablemente deberían «priorizar el sueño sobre la actividad física».

Los hallazgos del estudio son importantes porque vivimos en sociedades tecnificadas en las que cada vez pasamos más tiempo estáticos frente a un móvil o un ordenador y menos tiempo moviéndonos y las enfermedades del corazón son una posibilidad para todos.

Las enfermedades cardiovasculares, como se les conoce a todas las enfermedades del corazón y la circulación, son la principal causa de mortalidad a nivel mundial, representado una de cada tres muertes en 2021, indicó la Universidad de Sydney. (Yahoo/vida y estilo).