Gabriel Boric, que asumirá el viernes como el presidente elegido más joven en la historia de Chile a los 36 años, ha estado trabajando para este momento desde su infancia.
Cuando era niño, cuenta uno de sus hermanos, Boric ya mostraba dotes de orador y transitó naturalmente hacia la política.
«Cuando éramos chicos siempre se comentaban algunas cualidades de Gabriel que se le notaban, como la retórica. Mis abuelos decían ‘este niño va a ser presidente’, un chiste», dijo a Reuters Simon Boric, de 33 años.
«Después se empezó a interesar en la política en la enseñanza media, entró a la universidad y fue presidente de (los estudiantes de) Derecho; escucharlo dar discursos y ejercer un liderazgo colectivo, creo que más de alguna vez me imaginé que había una trayectoria política que estaba comenzando».
Ese camino -en que pasó de ser un líder de las protestas estudiantiles a un legislador con barba y camiseta- llevó a Gabriel Boric a convertirse en presidente del país andino, considerado durante mucho tiempo como un refugio de seriedad en la agitada Sudamérica.
Boric, que nombró un gabinete con mayoría de mujeres, una combinación de jóvenes progresistas y tecnócratas, asume el cargo el viernes tras ser elegido en diciembre. Desde su campaña electoral moderó su discurso, en que prometía acabar con el modelo económico neoliberal chileno.
El líder izquierdista enfrenta una serie de desafíos. Equilibrar el crecimiento y las demandas de la industria minera en el mayor productor mundial de cobre con compromisos para fortalecer la regulación ambiental, así como terminar con las desigualdades sociales profundas agudizadas tras la dictadura de Augusto Pinochet. (Reuters).