El sexo tiene mil beneficios. Cada vez se habla más de ello sin tabúes, pero, así como el logro del placer es esencial en este tema, la salud también lo es. Aunque la medicina ha avanzado velozmente, las enfermedades e infecciones de transmisión sexual siguen siendo un desafío y, aunque no creamos, es mucho lo que podemos hacer para minimizar el riesgo: el primer paso es informarnos.
Más que una preocupación individual y eventual que puede surgir por ser irresponsables o descuidados, las enfermedades de transmisión sexual son un inmenso problema mundial.
La Organización Mundial de la Salud indica en un reporte de 2021 que más de un millón de personas contraen diariamente una infección de transmisión sexual y estima que, en 2020, hubo más de 350 millones de nuevas infecciones de alguna de las cuatro enfermedades de este tipo más comunes, clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis.
En México, específicamente, se estima que el 30 % de los adultos entre los 18 y los 30 años de edad han padecido o padecen una enfermedad de transmisión sexual, según datos del 2019, y para el 2021 el crecimiento en cuanto a transmisiones se había duplicado en relación al año anterior, según el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud.
Aunque algunas enfermedades pueden ser silenciosas, hay síntomas comunes para identificar la presencia de enfermedades de transmisión sexual, lo cual es esencial para facilitar la búsqueda de atención médica oportuna y reducir riesgos. En primer lugar, ante la sospecha de cualquier infección de este tipo, suspende relaciones y acude al médico cuanto antes.
El primer síntoma común que tienen varias enfermedades es el flujo o secreción inusual. En el caso de las mujeres no cualquier descarga es sinónimo de infección.
El doctor Vladimir Galavis, médico ginecólogo y oncólogo, la vagina tiene secreciones normales y su equilibrio interno normal. Cuando este se altera por alguna razón, una infección, por ejemplo, se producirá una respuesta con un flujo diferente, espeso que puede ser blanco, amarillento, o verdoso, además de que vendrá acompañado de mal olor. El sangrado irregular, fuera de los días de la menstruación, también puede ser señal de una infección.
En cuanto a los hombres, las secreciones que no son semen, ni líquido preseminal son inusuales y ameritan la consulta al médico.
Otro síntoma al que hay que poner mucha atención es el dolor al tener relaciones sexuales. No es normal sentir dolor. En el caso de la mujer puede tener que ver con vaginismo, una condición que tiene que ver con la contracción involuntaria de los músculos, pero también el dolor puede ser causado por inflamaciones o irritaciones causadas por una infección.
Tampoco es normal sentir dolor o ardores al orinar. Esto puede ser síntoma de infecciones como herpes, gonorrea o vaginosis bacteriana, que causa irritación vaginal, vulvar y también en la uretra.
Otro síntoma al que debemos prestar atención es el prurito o picazón, que, si bien puede aparecer en el caso de las mujeres por resequedad, también puede ser un síntoma común de distintas enfermedades de transmisión sexual.
Finalmente, y no menos importantes, son las verrugas, las ampollas, las llagas, pepitas, cualquier protuberancia que pique, duela o arda es digna de atención absoluta, así como la inflamación de la zona genital.
Si además de estos síntomas, hay fiebre, escalofrío, dolor abdominal, no recurras a la tacita de té de manzanilla, que según la abuela todo lo cura, acude al especialista.
¿Qué hacer?
Prevenir y protegerse de infecciones de transmisión sexual es algo que debemos hacer por nosotros mismos, por amor y respeto propio, así como por las parejas. Es una responsabilidad compartida que, a fin de cuentas, trata de cuidar nuestra salud. Algunas recomendaciones que pueden ser útiles, además de reconocer síntomas a tiempo y acudir al médico anualmente, son:
Protegernos
El uso del condón es el sistema de protección más difundido y de más fácil acceso. Aunque parezca insólito hay quien se siente intimidado por pedir a la pareja que use el condón, e incluso por comprarlos. La clave está en entender y comunicar que el objetivo es la protección de la salud de los dos. Además, es muy importante conversar con tu médico acerca de las opciones existentes, en cuanto a medicamentos, para quienes tienen una vida sexual más activas.
Recurre a la ciencia
Hablando de consultar al especialista, otra buena idea es preguntarle acerca de las vacunas disponibles en tu país para prevenir ciertas enfermedades de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano (VPH). Según tu edad y características, el médico sabrá indicarte qué es lo más adecuado.
Olvida la vergüenza
Hablar del tema, educarse, hacerse pruebas periódicamente y tener una óptima comunicación con las personas con las que mantienes relaciones sexuales es esencial para preservar la salud propia y de los demás. La información es una clave esencial.
Prudencia
En distintos momentos de la vida, puede que tengamos una vida sexual más disipada, que no estemos buscando una relación formal. Está bien, eso ocurre, pero también está bien saber que cuantas más parejas sexuales tengas, mayor es el riesgo de contraer una infección. La sensatez y la comunicación clara pueden ser grandes aliadas para cuidarte. (Yahoo/Vida y Estilo).