Las dietas hipocalóricas han sido durante décadas el método estrella para perder peso. Sin embargo, muchas personas terminan recuperando los kilos perdidos e incluso ganando más peso después de la dieta. «El problema de las dietas hipocalóricas es que el cuerpo se adapta reduciendo su metabolismo basal», explica David Vargas, experto en psiconeuroinmunología y CEO de Regenera.
Ajustes metabólicos: cómo el cuerpo responde al déficit calórico
Cuando sometes a tu organismo a una restricción calórica prolongada, el cuerpo prioriza la energía para funciones vitales, como el sistema nervioso o el sistema inmune, dejando en segundo plano el sistema hormonal. «Este ajuste provoca una disminución en la actividad de la tiroides y una reducción en la quema de calorías», señala Vargas.
La ‘deuda de hambre’: la trampa de la restricción calórica
Más allá de los cambios metabólicos, las dietas hipocalóricas generan una deuda de hambre. «El organismo percibe el déficit calórico como una situación de escasez, lo que activa mecanismos que aumentan la ansiedad por la comida», indica Vargas.
¿Cómo el exceso de grasa impacta en tu organismo?
El exceso de grasa no solo afecta a nivel estético o locomotor, sino que también tiene un impacto profundo en el sistema inmunológico y endocrino. «El tejido adiposo actúa como un órgano endocrino capaz de producir proteínas inflamatorias llamadas adipocitoquinas», señala Vargas.
La inflamación: el enemigo oculto que dificulta la quema de grasa
La inflamación crónica de bajo grado es uno de los principales factores que impiden la pérdida de peso. «La inflamación bloquea la actividad normal de las mitocondrias, que son las encargadas de quemar grasa», explica Vargas. Cuando hay inflamación, se reduce tanto la función mitocondrial como el número de mitocondrias activas en las células, lo que hace que el metabolismo basal se ralentice y favorezca la acumulación de grasa.
La dieta moderna y su impacto en la inflamación crónica
Los cambios de la dieta moderna impactan en la inflamación y especialmente en la inflamación crónica de bajo grado por diferentes vías. La primera, y probablemente una de las más importantes, es a través de la disrupción de nuestra microbiota intestinal. A día de hoy, hay cientos de estudios científicos que demuestran cómo el microbiota intestinal regula nuestro sistema inmune. Y, por tanto, una desregulación del microbiota provoca un escenario de inflamación descontrolada.
La alimentación de nuestros ancestros: un modelo para quemar grasa
En cambio, resalta el experto, nuestros antepasados no sufrían de obesidad ni de enfermedades metabólicas como en la actualidad. «El ser humano evolucionó en un contexto donde la actividad física era constante y la alimentación se basaba en alimentos naturales como frutas, tubérculos, carne y pescado», explica Vargas.
¿Qué más dificulta la pérdida de peso?
Además de la alimentación, «otros factores que impactan en nuestro metabolismo y, por tanto, en nuestro peso corporal son, por supuesto el ejercicio físico o el microbiota de la que ya hemos hablado, así como el contexto en el que vivimos», nos recuerda el experto.
El impacto de los biorritmos en la pérdida de grasa
La desregulación de los biorritmos es uno de los mecanismos de acción más importantes en el comportamiento de las mitocondrias, de esos orgánulos que están dentro de las células y que se encargan de metabolizar la grasa para generar energía.
¿Cómo perder peso definitivamente?
Para perder peso de manera sostenible, es clave evitar los errores que conducen al efecto rebote. «Las dietas restrictivas ralentizan el metabolismo y generan ansiedad por la comida, lo que favorece la recuperación del peso perdido», explica Vargas. La solución pasa por un enfoque integral que tenga en cuenta el metabolismo, la inflamación, el microbiota y los biorritmos.