Tras años de incertidumbre, Candelario Martínez finalmente duerme con algo de tranquilidad. Para él y su familia, han terminado 16 años de búsqueda de Deiver Yesid Martínez, su hijo. Hoy, por fin, saben dónde está y dónde pueden ir a visitarlo. La última vez que tuvieron noticias suyas fue en 2008 y, este año, cuando la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas los contactaron para avisarles que lo habían encontrado y que podrían darle una digna sepultura.
A Deiver, en casa, siempre lo recordarán con la misma alegría que él transmitía a quienes lo rodeaban. Ese entusiasmo se reflejaba mientras estuvo en Santa Ana (Magdalena), con unos familiares, antes de partir hacia El Copey para presentarse a una oferta laboral. Antes de partir, habló con su padre y le contó que le habían ofrecido un trabajo en el campo. Sin embargo, el 8 de enero, Deiver fue presentado como un supuesto extorsionista dado de baja en la vereda El Reposo, en El Copey. Según investiga la JEP, habría sido asesinado por el Gaula del Ejército.
“Me dijo que le habían ofrecido un trabajo para una finca. Yo le dije que no (aceptara) porque había mucho conflicto, que tuviera mucho cuidado. Él me dijo que yo lo conocía, que era una persona que le gustaba trabajar y que lo que le habían ofrecido era un buen trabajo. Yo le dije que no lo fuera a coger, que esperara, pero se dejó convencer. Le ofrecieron plata, una suma de dinero muy alta, él vio las cosas fáciles y pensó que podía salir adelante rápido», contó Candelario sobre la última conversación que tuvo con su hijo.
Tiempo después, Candelario Martínez se enteró de que Deiver y dos amigos más habían sido desaparecidos. Desde entonces, comenzó una búsqueda sin obtener datos claros sobre lo que había sucedido, ni respuestas concretas de las entidades del Estado. “En 2012, recibí información de una persona que me condujo al lugar donde fueron asesinados. Fui allí a investigar, pero en ese momento la situación era crítica», comentó sobre el proceso por el que han atravesado desde 2008.
Indagando, por su cuenta, Candelario Martínez descubrió que las pesquisas lo llevaban al ‘cementerio alterno’ de El Copey. Sin embargo, sus esfuerzos eran en vano. No contaba con el apoyo necesario de las autoridades para confirmar esa información. Esa situación cambió en julio de 2020, cuando la JEP, a partir de la evidencia judicial documentada, decidió adoptar medidas cautelares para proteger los posibles cuerpos no identificados que podrían haber sido inhumados en ese lugar.
El trámite judicial fue ordenado por el magistrado Óscar Parra, correlator del Caso 03, que investiga asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado. “Esta entrega digna constituye un avance en el proceso de sanación individual y colectiva de sus familiares y representa un paso más en la garantía de su derecho a la reparación.