El enojo, pese a que es una emoción natural puede volverse un problema destructivo cuando se cae en los excesos.
Según la American Psychological Association (APA) el enojo es un estado emocional que varía de intensidad, desde una irritación leve hasta una ira intensa. Cuando las personas se enojan, la frecuencia cardiaca y la presión arterial se elevan, lo mismo sucede con el nivel de ciertas hormonas de energía, cortisol, adrenalina y noradrenalina.
¿Por qué nos enojamos?
Esta emoción está determinada por factores internos o externos. Por ejemplo, puedes enojarte con una persona específica, con algo que ocurre como un embotellamiento de tránsito o por problemas personales (recuerdos de hechos traumáticos).
Algunas personas suelen exaltarse más que otras de manera más fácil. Por ejemplo, podrían enojarse hasta de un error que se les corrige, de poca importancia. A este tipo de situaciones, los psicólogos lo han denominado «baja tolerancia a la frustración», es decir, son personas que se irritan fácilmente.
El eterno dilema de muchos se centra en si es bueno o no dar rienda suelta al enojo.
Sobre esto, los psicólogos consideran que soltar el enojo es peligroso, dado que lo único que se conseguiría es que aumente la ira y la agresión, lo que al final, no ayudaría a resolver los conflictos. Lo mejor es encontrar qué desencadena el enojo y luego desarrollar estrategias para evitar que esto te haga perder la serenidad y la paciencia.
Existen pruebas que miden la intensidad del enojo, cuán propenso es una persona a la ira y qué tan bien puede manejarla. Es importante reconocer si los enojos son recurrentes y están afectando otras emociones y sentimientos, porque es probable que sea necesario la ayuda de un profesional para aprender a entender la reacción y controlarla.
Es probable que la persona sienta que se enoja con razón, que la reacción es completamente natural y proporcional a la causa que la provoca. Aun así, debe haber amplia conciencia del hecho que provoca esta emoción y buscar un camino más eficaz y menos dañino para responder al detonante.
Cómo manejar el enojo
Aquí mencionamos una lista de consejos prácticos para entender mejor la reacción del cuerpo y la mente y cómo controlarse:
– Una reacción ante las crisis: En momentos de crisis, aflora nuestro lado más oscuro a través de la ira. Las reacciones violentas ponen en peligro nuestra propia salud y la de quienes nos rodean. Aprende claves sencillas brindadas por psicólogos tradicionales y maestros hindúes para superar los problemas.
– Las razones de la ira: Aunque te consideres equilibrado, muchas veces te encuentras con problemas inesperados de trabajo, de dinero, de salud, con los hijos, un accidente y otras dificultades. Lo primero que hay que entender es que los problemas son parte de la vida, sólo que muchas veces no sabemos manejarlos.
– El cuerpo reacciona: Tu cuerpo responde a la manera en que sientes y actúas. La Academia Americana de Médicos de Familia informa que esto se denomina “conexión mente-cuerpo”. Cuando estás estresado, ansioso o enojado, los síntomas que aparecen primero son presión arterial elevada o problemas digestivos.
– Dolores que producen enojo: Hay otros síntomas que puede producir la ira en tu cuerpo. Tal es el caso del dolor de espalda, de pecho, estreñimiento o diarrea, cansancio, intensos dolores de cabeza, insomnio, mareos, palpitaciones, problemas sexuales, sensación de ahogo, sudor y hasta subir o bajar de peso.
– Signo de debilidad mental: “La ira está producida por un daño real o imaginario que implica un deseo inmediato de venganza. Pero ese fuego que se enciende contra un enemigo, acaba por quemarlo a uno mismo. Actúa como un bumerán, dañando a la persona que se pone furiosa». Swami Sivananda.
– Controla tus enfados: Sivananda, el gran maestro hindú dice: “Es muy difícil luchar contra la ira directamente. Primero hay que intentar poco a poco reducir su fuerza, su frecuencia y su duración. Esfuérzate en atenuar o en debilitar esta descontrolada modificación de la mente. No le permitas asumir la forma de una gran ola”.
– Aprende a relajarte: Las técnicas simples de relajación como respirar profundamente o practicar yoga, ayudan a calmar los enojos. Si tu pareja también es irascible, sería una buena idea que ambos aprendieran estas prácticas, señala la Asociación Americana de Psicología (APA).
– Cambia la forma de pensar: Se trata de una «reestructuración cognitva”. Las personas enojadas tienden a maldecir, a insultar y a hablar con términos muy subidos de tono que reflejan sus pensamientos internos. Cuando estás enojado, tus ideas pueden volverse exageradas y dramáticas.
– Hacer lugar para pensamientos positivos: Procura reemplazar pensamientos negativos por otros más razonables. La APA recomienda que en lugar de decirte: «Ay, es horrible, se arruinó todo», debes decir «Es frustrante y es normal que yo esté disgustado, pero no es el fin del mundo y enojarme no soluciona nada».
– Cómo evitar dañar las relaciones: Si tienes un amigo o una novia que siempre llega tarde a las citas, no debes atacarlo. Evita decir cosas como: «Siempre llegas tarde. Eres la persona más irresponsable que he conocido». Así, lo único que lograrás será herir y hacer enojar al otro. Mejor, expresa el problema y procura buscar una solución para ambos.
– Usa la lógica: La lógica vence a la ira, porque ésta, aun cuando es justificada, puede volverse irracional. Recuerda que el mundo no está en contra tuyo, simplemente estás en un mal momento.
– Enojos en la pareja: Escucha el trasfondo de la ira. Por ejemplo, a tí te agrada tener cierto grado de libertad y en cambio, tu pareja desea tener una relación más estrecha. Si él o ella comienzan a quejarse sobre tus actividades, no contraataques describiendo a tu pareja como un carcelero o estorbo. (APA).
– Escucha sin ofenderte: Ante una crítica, es natural ponerse a la defensiva, pero escucha el trasfondo. Tal vez el mensaje es que la otra persona se siente abandonada y no querida. Es necesario conversar con paciencia para descubrir esto, pero no permitas que tu ira ni la de tu pareja, hagan que la discusión se salga de control.
– El humor ayuda: La ira es algo serio, pero a veces genera ideas que si las analizas, pueden hacerte reír. Los terapeutas aconsejan recurrir al humor para disipar el enojo, pero cuidado: no intentes «reírte» de tus problemas, usa el humor para enfrentarlos de manera constructiva.
– Date un respiro: Asegúrate de tener «tiempo personal» programado para los momentos del día que sabes que son especialmente estresantes. Si trabajas, puedes establecer una regla fija de que cuando llegas, los primeros 15 minutos deben ser tranquilos. Un breve respiro, te preparará mejor para manejar las exigencias de tus hijos sin enojarte. Fuente: APA.
– Tres ejemplos anti-enojo: 1: Si con tu pareja tienden a pelear cuando hablan de dinero por la noche, cambia el momento del diálogo. 2: Si te enfureces cada vez que pasas por la habitación caótica de tu hijo, cierra la puerta. 3: Si el tránsito diario hacia el trabajo te pone furioso, cambia el plan de viaje y escucha música o un podcast que te agrade. (HolaDoctor.com).
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