Los compromisarios se reunirán en los capitolios estatales de todo el país el lunes para votar formalmente por Joe Biden como próximo presidente de los Estados Unidos, lo que pondrá fin al frenético pero fallido intento del presidente Donald Trump de dar la vuelta a su derrota en las elecciones del 3 de noviembre.
El presidente electo de los EE.UU., Joe Biden, durante un mitin electoral, tras anunciarse que había ganado las elecciones presidenciales del 2020 en Wilmington, Delaware, EE.UU., el 7 de noviembre de 2020.
Los votos estado por estado, tradicionalmente un formalismo, han adquirido este año una importancia extraordinaria por el asalto sin precedentes de Trump al proceso democrático de la nación. Con falsas acusaciones de fraude generalizado, Trump ha presionado a los funcionarios estatales para que desechen los resultados de las elecciones y declarándole ganador.
En Estados Unidos, un candidato se convierte en presidente no por conseguir la mayoría del voto popular nacional, sino a través de un sistema colegiado que asigna los votos electorales a los 50 estados y al Distrito de Columbia en función de su población.
Los resultados de las elecciones muestran que Biden, el exvicepresidente demócrata, ganó 306 de los 538 votos electorales disponibles, superando los 270 necesarios. El presidente republicano Trump ganó 232.
Aunque a veces haya un puñado de compromisarios “deshonestos” que votan por alguien que ha ganado el voto popular, la gran mayoría aprueba los resultados populares de su estado, y las autoridades no esperan nada distinto el lunes.
Trump ha pedido a los legisladores estatales republicanos que nombren a sus propios compromisarios e ignoren la voluntad de los votantes. Los diputados estatales han rechazado en gran medida esta idea.
Los votos emitidos el lunes se enviarán al Congreso para ser contados oficialmente el 6 de enero, cuando culminará el complejo proceso electoral estadounidense.
Trump dijo a finales del mes pasado que dejará la Casa Blanca si el Colegio Electoral vota por Biden, pero desde entonces ha seguido adelante con una campaña sin precedentes para anular su derrota, presentando sin éxito numerosas demandas que cuestionan el recuento de los votos estatales. El viernes, la Tribunal Supremo de los Estados Unidos desestimó una demanda presentada por Texas que buscaba invalidar los resultados en cuatro estados en los que Biden ganó. (Reuters).