Ante la crisis sanitaria generada por el creciente contagio del Covid-19 en el mundo, los gobiernos y la sociedad en general, funden esfuerzos por tomar medidas de contención y disminución del riesgo de propagación. El mundo enfrenta una de las crisis más grandes a nivel sanitario y económico, llevando a que las personas se hayan abastecidos de productos en grandes cantidades, entre ellos productos de un solo uso que afectan el cuidado del medio ambiente.
Hoy las principales ciudades del país, enfrentan el impacto de los residuos de guantes y tapabocas, que debido al mal manejo de desecho de los mismos, contaminan calles y fuentes hídricas. Ante ello, el docente de la Maestría en Gestión Ambiental de Areandina Valledupar, Hernando Hermida, opina que se debe garantizar una gestión ambiental adecuada en el presente, ya que esas decisiones impactarán negativamente a las futuras generaciones.
“El anuncio de la pandemia fue el punto de partida para que los ciudadanos del mundo tomaran medidas de prevención y resguardo ante el Covid-19, por tanto, la producción de mascarillas de polipropileno no fueron suficientes para abastecer la demanda, sumado a otro tipo de productos de desinfección y control del virus, mientras las cifras de contagiados, enfermos y decesos siguen en aumento”, señaló Hermida.
Aunque el objetivo principal es salvar vidas y proteger la salud de las personas, el experto considera que se aproxima un mal relacionado con las toneladas de residuos generadas a partir de la crisis sanitaria, que pueden convertirse en una segunda fuente de contaminación.
“En los primero países donde hizo mella la emergencia sanitaria, se tuvo en cuenta la eliminación de este material en hospitales y clínicas, los informes oficiales hablan de un promedio diario de 50 toneladas (por ciudad), sin embargo, las cifras de enfermos fueron creciendo y superaron la capacidad del sistema”, afirmó el docente.
El experto también se refirió al daño que genera al medio ambiente el uso excesivo de tapabocas de corta vida útil, ya que debido a su proceso de degradación afectaría gravemente al medio ambiente.
“La mayoría de estos termoplásticos terminan en los cestos como residuos, que dada su composición, su proceso de degradación tardaría entre 20 y 30 años en descomponerse por completo. Los aditivos utilizados en productos plásticos pueden contener toxinas como el plomo y el cadmio, que pueden filtrarse y afectar los ecosistemas, lo anterior sumado a que la combustión de éste material puede descargar emisiones con alto contenido de dioxinas y cloruro de vinilo”, aseguró el docente.
El experto señaló que esta situación tiende a ser más compleja en territorios donde aún es precaria la gestión de los residuos sólidos, e invitó a las autoridades a adoptar medidas de emergencia ambiental con el fin de generar un menor impacto en el medio ambiente.
“Ante este problema ambiental que igual que la curva de contagio tiende al aumento, requiere de las autoridades, la adopción de medidas de emergencia ambiental, orientadas al proceso de recolección, manipulación, transporte, disposición final y/o eliminación, tanto a nivel institucional como doméstico, a fin de garantizar un mayor control del virus y una gestión ambiental adecuada”, puntualizó el experto.