La influenza (también conocida como gripe) es una enfermedad respiratoria contagiosa provocada por el virus de la influenza. Este virus suele causar una enfermedad leve, pero en ocasiones puede haber complicaciones graves.
La mayoría de las personas que contraen la influenza se recuperarán en un período que va desde unos pocos días hasta menos de dos semanas, pero algunas pueden desarrollar complicaciones (la neumonía es un ejemplo) como consecuencia de la influenza, algunas de las cuales pueden poner en riesgo la vida y causar la muerte.
Las infecciones sinusales y del oído son ejemplos de las complicaciones moderadas de la influenza, mientras que la neumonía es una complicación grave.
Otras posibles complicaciones graves desencadenadas por la influenza pueden ser la inflamación del tejido que rodea el corazón (miocarditis), el tejido cerebral (encefalitis) o el tejido muscular (miositis), y la insuficiencia multiorgánica (insuficiencia renal y respratoria).
La infección de las vías respiratorias por el virus de la influenza puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo y puede derivar en una sepsis, una infección generalizada.
La influenza también puede empeorar otros problemas de salud crónicos. Por ejemplo, las personas con asma pueden sufrir ataques mientras tienen influenza y las personas con enfermedades cardíacas crónicas pueden presentar un agravamiento de su condición desencadenado por la influenza, indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Aunque cada persona puede presentar un grupo de síntomas particulares de la gripe, los más comunes son:
– Fiebre o sensación de fiebre y escalofríos
– Tos
– Dolor de garganta
– Goteo o congestión nasal
– Dolores musculares o del cuerpo
– Dolor de cabeza
– Fatiga (cansancio)
Según explica la Biblioteca Nacional de Medicina, la gripe es causada por un virus de la influenza. «La mayoría de las personas contraen la gripe cuando inhalan gotitas provenientes de la tos o los estornudos de alguien que tiene gripe». También se puede contraer si se toca algo que contenga el virus y luego la persona se toca la boca, la nariz o los ojos.
A menudo, se confunden resfriados con gripe. Sin embargo, una persona puede resfriarse varias veces al año, pero sólo engriparse una vez en varios años.
Personas con alto riesgo de contraer influenza
Cualquiera puede contraer la influenza (incluso las personas sanas) y los problemas de salud graves a causa de la gripe pueden surgir a cualquier edad. Sin embargo, los CDC indican que algunas tienen alto riesgo de presentar complicaciones graves relacionadas con la influenza si se infectan con el virus.
Esto incluye a las personas de 65 años en adelante, personas de cualquier edad con ciertas afecciones crónicas (como asma, diabetes o cardiopatías), las mujeres embarazadas y los niños menores de 5 años, pero especialmente los que tienen menos de 2.
Prevención
La mejor forma de prevenir la gripe es vacunarse cada año. La influenza es una afección estacional y el virus que la provoca cambia constantemente, por eso los científicos tienen que reformular la vacuna para hacerla efectiva cada año.
Dado que es probable que la influenza y COVID-19 circulen al mismo tiempo esta temporada, vacunarse contra la influenza es más importante que nunca. Aunque la vacuna contra la influenza no previene COVID-19, ayudará a disminuir el riesgo de enfermedad y de necesitar atención médica relacionada con la gripe.
Por qué la sopa de pollo es buena para la gripe
En una investigación sobre alimentos e influenza, expertos del Centro Médico de la Universidad de Nebraska en Omaha analizaron los componentes de la tradicional sopa de pollo, y hallaron que este consomé tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir los efectos secundarios de la gripe.
El doctor Stephen Rennard, experto en enfermedades pulmonares, quien lideró la investigación, explicó que la gripe es consecuencia de un virus que ataca las vías respiratorias superiores, lo que hace que las células del sistema inmune «migren» a otra parte del organismo.
A la vez que esto ocurre, se produce un efecto inflamatorio, incrementado la producción de mucosa, lo que causa los efectos secundarios de congestión, tos, dolor de garganta y moco.
La sopa de pollo, explica Rennard, disminuiría esta inflamación. Es, dijo, la «comida confort» por excelencia: reduce la congestión, provee la hidratación necesaria para luchar contra un estado gripal, y sus vapores ayudan a abrir las vías respiratorias.
Para llegar a esta conclusión —publicada en la revista Chest, del American College of Chest Physicians— los científicos analizaron los componentes de una receta tradicional de sopa de pollo de Lituania, que contiene pollo, cebolla, papa dulce, apio, zanahoria, perejil, sal y pimientas, entre otros componentes.
Los investigadores también analizaron 13 marcas de sopas de pollo enlatadas, y hallaron que también cumplían con los efectos de la sopa casera sobre la gripe.
¿Por qué sopa de pollo y no otra? Los científicos creen que esta combinación de alimentos, especialmente la adición del pollo, es la que logra el efecto antiinflamatorio que alivia la gripe.
Estudios de los Instituto del Corazón, Sangre y Pulmón; y de la Clínica Mayo, avalan esta teoría.
Pero, se puede prevenir. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan vacunarse contra la gripe cada año, ya que la cepa del virus muta y la vacuna que es eficaz un año no lo es al siguiente.
Cuando se habla de atacar los síntomas de la gripe de manera natural, lo primero que aparece en mente es una buena sopa de pollo.
Y con razón, la ciencia avala esta comida cuando uno se siente mal y tiene fiebre porque concentra una cantidad de nutrientes que ayudan a hacerle frente al malestar. El pollo ofrece proteínas mientras que los vegetales aportan una amplia gama de vitaminas. Y el caldo suma la hidratación que tu cuerpo necesita.
Pero no todos saben que la popular sopa de pollo es mucho más efectiva cuando se le agrega una gran cuota de ajo.
El ajo contiene un poderoso mineral llamado selenio, que ayuda al cuerpo a prevenir el daño celular. Un diente de ajo contiene solo 0,4 microgramos de selenio, pero usándolo con frecuencia, y especialmente en la sopa de pollo durante la convalecencia, ayuda a bajar el riesgo de infección. (HolaDoctor.com).
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