El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es el trastorno psiquiátrico más frecuente durante la infancia.
Aquí repasamos sus causas, síntomas, formas de identificarlo y tratamientos.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno mental que comprende dificultad para prestar atención, hiperactividad y conductas impulsivas. Esto puede llevar a relaciones inestables, mal desempeño laboral o escolar, y daños en la autoestima, entre otros problemas.
Normalmente, los síntomas de TDAH comienzan en la primera infancia y continúan en la adultez, aunque en muchos casos no se reconoce ni diagnostica hasta que la persona es un adulto.
Qué causa al TDAH
Aunque existen muchas investigaciones sobre el TDAH, aún está clara cuál es su o sus causas exactas. Sin embargo, los profesionales apuntan a la genética o problemas durante el desarrollo. Además, se ha registrado que ciertos factores pueden aumentar el riesgo de TDAH, como:
Tener parientes consanguíneos con TDAH u otro trastorno de salud mental.
Nacer de forma prematura.
Que la madre fume, beba alcohol o consuma drogas durante el embarazo.
Exposición durante la infancia a toxinas ambientales, como el plomo.
Cuáles son los síntomas del TDAH
Los síntomas del TDAH pueden variar según la edad del paciente. Sin embargo, los signos más comunes incluyen:
Actividad excesiva o inquietud.
Cambios de humor frecuentes.
Desorganización y problemas para establecer prioridades.
Escasas habilidades para administrar el tiempo
Escasa planificación.
Impulsividad.
Poca o nula tolerancia a la frustración.
Problemas para enfrentar el estrés
Problemas para realizar tareas y terminarla
Problemas para concentrarse en una tarea.
Problemas para realizar múltiples tareas a la vez.
Temperamento irascible.
Los síntomas también pueden variar dependiendo el tipo de TDAH que se presente:
Cuando predomina la falta de atención: dificultad para organizarse, terminar una tarea, prestar atención a los detalles o seguir instrucciones o conversaciones.
Cuando predomina la hiperactividad/impulsividad: problemas para estar quieto durante mucho tiempo (por ejemplo, para hacer tareas escolares, asistir a reuniones laborales o conferencias), tendencia a interrumpir constantemente a los demás, y mayor riesgo a sufrir accidentes y lesiones.
Tipo combinado: los síntomas de los dos tipos anteriores están igualmente presentes en la persona.
Cómo se identifica el TDAH
Todos podemos presentar síntomas similares a los del TDAH en algún momento de nuestra vida. Si estos son recientes o solo ocurrieron ocasionalmente en el pasado, es muy probable que no se trate de TDAH.
Sin embargo, una señal de alerta de este trastorno se da cuando los síntomas son lo suficientemente graves para causar problemas constantes en distintos ámbitos de nuestra vida (laboral, escolar o familiar).
Es importante saber que no existen pruebas individuales que puedan confirmar el diagnóstico de TDAH. Para ello, el profesional de la salud debe recurrir a diferentes exámenes y análisis:
Escalas de calificación del TDAH o pruebas psicológicas: para recopilar y evaluar información sobre los síntomas.
Exploración física: para descartar otras posibles causas de los síntomas.
Obtener más información: para terminar de analizar los síntomas se puede consultar al paciente sobre problemas de salud actuales, historia clínica y antecedentes familiares.
Cabe destacar que otras afecciones o tratamientos pueden causar síntomas que suelen confundirse con TDAH:
Trastornos de salud mental, como depresión, ansiedad, trastornos del comportamiento, déficit de aprendizaje y del lenguaje, u otros trastornos psiquiátricos.
Trastornos del desarrollo.
Trastornos del sueño.
Trastornos convulsivos.
Abuso de alcohol, drogas, o medicamentos.
Lesión cerebral.
Niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia)
Problemas de tiroides.
Qué tratamientos existen para el TDAH
El tratamiento para este trastorno se da con una cooperación entre el profesional de la salud y la persona con TDAH (en caso de que sea un niño, participan los padres, y usualmente profesores).
El médico buscará establecer metas específicas que sean apropiadas para la persona con TDAH, iniciar psicoterapia, uso de medicamento o ambas opciones, y mantener controles regulares, para revisar las metas, resultados y posibles efectos secundarios del tratamiento elegido.
Generalmente, cuando se recurre al uso de fármacos, la opción más elegida son los psicoestimulantes (o estimulantes), medicamentos que tienen un efecto tranquilizante en las personas con TDAH.
En el caso de la terapia, se suele optar por la conductual o familiar que sirve para enseñarle a pacientes, niños y padres comportamientos saludables y estrategias para manejar las acciones perjudiciales. También se recomienda:
Cumplir con las horas de sueño recomendadas según la edad.
Comunicarse regularmente con profesores o maestros (en caso de que el paciente sea un niño).
Limitar las distracciones.
Mantener horarios regulares para comer, hacer las tareas diarias o realizar ejercicio.
Mantener reglas claras y constantes (en caso de que el paciente sea un niño).
Actualmente, no existe suficiente evidencia que demuestre que los tratamientos alternativos para el TDAH, como el uso de hierbas o suplementos, sean efectivos.
Riesgos para la salud
Si el TDAH no se trata, a la larga puede causar problemas para la salud, desempeño y relaciones sociales:
Abuso de alcohol u otras sustancias.
Bajo rendimiento escolar o laboral.
Mayor riesgo de accidentes automovilísticos u otro tipo de accidentes.
Mayor riesgo de desempleo.
Problemas con la ley.
Problemas de salud física y mental.
Problemas económicos.
Problemas emocionales o de autoestima.
Relaciones inestables
Los investigadores también resaltan que a menudo se presentan con el TDAH otros problemas de salud:
Trastornos de ansiedad.
Trastornos del estado de ánimo, como depresión o trastorno bipolar.
Trastornos de personalidad, trastorno explosivo intermitente o trastornos por uso de sustancias.
Impedimentos para el aprendizaje.
Casos de TDAH
Las estadísticas sobre el TDAH suelen variar, generalmente debido a diferencias en la metodología o los criterios de diagnóstico utilizados. Sin embargo, una cifra ampliamente aceptada sitúa la prevalencia del TDAH en torno al 5% de la población infantil mundial.
A su vez, se estima que hasta 70 % de los niños con TDAH continúan presentando síntomas a lo largo de toda su vida. (HolaDoctor.com).
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