La Fundación del Corazón es clara y simple: la parte de la recuperación vinculada a la dieta luego de un ataque cardíaco no depende de un alimento en particular, sino de una elección variada a lo largo del tiempo.
Si se logra una nutrición adecuada, y desterrar hábitos nocivos para tus arterias como el sedentarismo, fumar o beber en exceso, junto con otras medidas que te indicará tu médico, se alcanzará una rehabilitación completa y se podrán prevenir problemas futuros.
De acuerdo a la fundación, hay cuatro claves que debes conocer, para comenzar a revisar tu alimentación luego de sufrir un evento cardíaco:
– El comer de forma saludable puede prevenir desarrollar enfermedad cardíaca y que eventualmente tengas otro ataque.
– Más que encapricharte con un alimento específico, lo que necesitas es observar el cuadro grande: qué alimentos consumes a lo largo de, por ejemplo, una semana. ¿Tus comidas son puro carbohidratos? ¿Comes frutas frescas, frutos secos? ¿Te tomas un yogur a diario? ¿Las hamburguesas son tu debilidad?
– Esas respuestas te ayudarán a visualizar cuáles alimentos no estás consumiendo y que deberías comer, qué alimentos deberías incorporar. Con esta información podrás diseñar un mapa nutricional de prevención.
– Y un dato esencial: no solo es lo que comes, sino cuánto comes. La cantidad sí determina el menor o mayor riesgo de enfermedad cardíaca.
La entidad propone seguir la regla de los 5 componentes para un corazón saludable, con la meta de generar una suerte de escudo protector contra los problemas del corazón. Son:
1. Comer muchos vegetales, frutas y granos enteros
En este caso, comer mucho está bien. Porque en estas tres familias de alimentos están los mejores aliados de tu salud cardíaca. No necesitas acordarte de nombres científicos complejos, sino recordar que en conjunto, y combinándolos, contienen una variedad de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes casi perfecta.
Entre los granos enteros están el arroz y la pasta integral, el pan integral y la avena. Una simple forma de mejorar tu dieta, dice la fundación, es cambiar de las opciones blancas a las integrales, que casi siempre están en la gama de los beiges a los marrones.
2. Consumir proteínas «buenas»
Los animales ricos en proteínas no están todos prohibidos. Los mejores son los que provienen de plantas, como las legumbres, frijoles de cualquier color, garbanzos, lentejas y semillas.
En el caso de las proteínas de origen animal, los pescados y frutos de mar son más que bienvenidos. También los huevos (nomás 5 o 6 por semana) y el pollo.
Si te gusta la carne roja, deberías limitarla a no más de tres veces a la semana. Y siempre es mejor la magra, por la consistencia de la carne. El tipo de cocción también importa: la parrilla o el horno siempre son mejores alternativas que una sartén.
3. Elegir yogur, queso y leche magra
Si bien estos alimentos no tienen un peso específico en el riesgo cardíaco, son una fuente importante de calcio, proteína y otros nutrientes.
Elije siempre los que se producen con menos grasa y sal. Y fíjate también el componente de azúcar, aunque tienen fama de alimentos saludables, algunas versiones pueden tener mucha azúcar.
4. Aceites y grasas deben ser saludables
Los aguacates, las nueces, las aceitunas son alimentos que tienen una buena cantidad de grasas saludables. En el caso del aceite, el de oliva, soya, canola, girasol y cacahuate son buenos para cocinar porque además ayudan a bajar el colesterol.
5. Comienza a reemplazar la sal por hierbas
Este es un cambio crítico en tu dieta que te ayudará con todo tu sistema: menos presión arterial, menos riesgo cardíaco.
Reemplaza la sal por hierbas y especias, realmente los nutricionistas dicen que es una cuestión de costumbre, cuando consumes menos sal, verás que estos ingredientes alternativos le dan a tus comidas nuevos sabores, además de nutrientes.
Y, con la misma meta de eliminar la sal, reduce el consumo de alimentos enlatados y productos procesados como los fiambres, el salame o el jamón.
Qué es un ataque cardíaco
Una sustancia llamada placa se puede acumular en las paredes de las arterias coronarias. Esta placa se compone de colesterol y otras células.
Las arterias coronarias llevan sangre y oxígeno al corazón. Si el flujo sanguíneo se bloquea el corazón sufre por la falta de oxígeno y las células cardíacas mueren.
El término médico para esto es infarto de miocardio.
Un ataque cardíaco puede ocurrir cuando:
– Se presenta una ruptura en la placa. Esto provoca que las plaquetas sanguíneas y otras sustancias formen un coágulo de sangre en el sitio que bloquea la mayor parte o todo el flujo de sangre oxigenada a una parte del miocardio. Esta es la causa más común de un ataque cardíaco.
– Una acumulación lenta de la placa puede estrechar una de las arterias coronarias, de manera tal que resulta casi bloqueada.
– En ambos casos, no hay suficiente flujo de sangre al miocardio y en consecuencia este muere.
– Aunque puede haber otras causas de un ataque cardíaco no siempre se conocen.
El ataque cardíaco es una emergencia médica y hay que actuar de inmediato: hay que llamar al 911 o al número de emergencia local. El riesgo de muerte súbita es mayor en las horas posteriores a un infarto, y se necesita de control médico estricto para evitar más complicaciones e incluso la muerte. (HolaDoctor.com).
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