Te sientas a comer y en menos de 15 minutos, ya estás tomando el último bocado incluso el postre. Devoras y apenas haces pausa entre mordisco y mordisco. En definitiva, comes demasiado rápido. Es, sin duda, un mal de nuestro tiempo. Y tienes que tener en cuenta que no le estás haciendo ningún favor a tu salud. «Además de provocar malestar gástrico o reflujo gastroesofágico, puede dar lugar a problemas de distensión abdominal y malestar por gases», nos explica Cristina Bedmar, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
¿Son las prisas malas aliadas de nuestra salud digestiva?
Cuando le preguntamos a la nutricionista Laura Jorge si las prisas son malas aliadas de nuestra salud digestiva lo tiene claro: definitivamente sí. Y nos detalla que comer sin tiempo o bajo estrés perjudica nuestras digestiones por los siguientes motivos:
Masticación insuficiente: Los alimentos llegan al estómago sin estar bien triturados, lo que sobrecarga su trabajo y genera digestiones pesadas.
Deficiencia en la absorción de nutrientes: La falta de saliva dificulta la digestión inicial y afecta la absorción de nutrientes esenciales.
Ingesta de aire: Comer rápido favorece la entrada de aire, provocando gases, hinchazón y malestar digestivo.
Falta de sensación de saciedad: El cerebro tarda unos 20 minutos en registrar que estamos satisfechos, lo que nos lleva a comer más de lo necesario.
¿Por qué motivos deberíamos darle más importancia al hecho de comer despacio?
“Comer despacio mejora no solo nuestras digestiones, sino también nuestra relación con la comida. Ayuda a detectar señales de saciedad, evitando excesos que terminan causando pesadez y malestar. Además, puede prevenir problemas digestivos crónicos que a menudo se confunden con intolerancias alimentarias”, indica Laura Jorge.
¿Por qué razones comemos demasiado rápido?
Sabemos la teoría y nos planteamos, entonces, por qué nos cuesta tanto adoptar esta sana costumbre. “Muchas veces, la razón radica en no priorizarnos”, comenta Laura Jorge, y pone algunos ejemplos en los que esto puede suceder.
¿Qué beneficios nos aporta comer despacio?
Teniendo todo esto en cuenta, Bedmar recomienda comer de manera pausada y destaca todos sus beneficios. «Nos ayuda a percibir mejor los sabores de los alimentos y a disfrutar del momento y, lo que es más importante, permite identificar a tiempo las señales de saciedad», señala.
¿Qué consejos útiles pueden ayudarnos a comer más despacio?
Ahora bien, cuando conocemos los beneficios, es el momento de actuar. Para conseguir comer durante las comidas de una manera más pausada, Cristina Bedmar da una serie de claves:
Comer alimentos que requieran el uso de cubiertos. Los alimentos que se comen con las manos, como los bocadillos, o que se beben, como puede ser un batido de verduras, se suelen consumir más rápidamente.
Acompañar las comidas con alimentos integrales y crudos. Incluir alimentos de estos tipos en las comidas, como puede ser fruta o ensaladas, requiere masticar más veces para tragarlos.
Evitar las distracciones, especialmente las pantallas. No hay duda de que la televisión y los smartphones, entre otros, transforman la comida en un acto automatizado donde no prestamos atención a ninguna señal.
Comer en compañía. Siempre que sea posible es recomendable comer con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, etc., porque ayuda a tomar conciencia del momento y, a la vez, a socializar con nuestro entorno.
Separar en tiempo y espacio la comida del trabajo. A veces las obligaciones nos abruman, pero en la medida de lo posible hay que evitar comer delante del ordenador, porque la atención continuará focalizada en el trabajo y difícilmente nos centraremos en la comida.
Buscar ratos libres solo para comer y planificar las comidas. De este modo se puede garantizar un tiempo de calidad para comer y, a la vez, preparar comidas con grupos de alimentos necesarios (verduras y hortalizas, proteicos como legumbres, pescado o carne blanca, farináceos integrales y fruta). (Hola.com).