Un diagnóstico de un trastorno de ansiedad generalizada no tiene que ser una sentencia de por vida. Un extenso estudio realizado en Canadá pudo comprobar que hay un alto nivel de recuperación, incluso en las personas que han sufrido de ansiedad durante una década o más.
Las personas con un trastorno de ansiedad generalizada se preocupan en exceso durante periodos largos, y la mayoría de los días tienen dificultades para controlar su malestar, según la Asociación Americana de Ansiedad y Depresión (Anxiety and Depression Association of America).
Se estima que 275 millones de personas padecen trastornos de ansiedad. Eso es alrededor del 4 % de la población mundial, con una distribución de entre el 2.5 % y el 6.5 % de la población por país. Alrededor del 62 % de los que sufren ansiedad son mujeres (170 millones), en comparación con 105 millones de hombres.
En los Estados Unidos, afecta aproximadamente al 31 % de los adultos y es casi el doble de común en las mujeres que en los hombres, y con frecuencia va de la mano con la depresión mayor.
Señales de mejoras
El equipo de investigadores revisó los datos de una encuesta de salud mental que se hizo en Canadá en 2012, en la cual participaron poco más de 21,000 personas. El objetivo era buscar factores asociados con una «salud mental completa». De los más de 20,000 encuestados, el 10 % tenía trastornos de ansiedad generalizada.
Definieron la salud mental completa como estar libre de enfermedades mentales actuales, poder funcionar bien y sentirse bien con uno mismo, las relaciones y las conexiones comunitarias.
De los que tenían antecedentes de ansiedad, un 72 por ciento estaban en remisión, un 58 por ciento habían estado libres de toda enfermedad mental en el año anterior, y un 40 por ciento cumplían con los criterios de una salud mental completa.
En el grupo más amplio de encuestados que nunca habían tenido un trastorno de ansiedad generalizada, se determinó que un 76 por ciento tenían una salud mental completa.
El estudio no analizó los tipos de tratamiento que los encuestados probaron, ya que esa información no estaba disponible, de forma que no se pueden sacar conclusiones sobre cuáles podrían haber sido los más exitosos.
Los investigadores sí examinaron distintas variables que afectaban a los encuestados, tanto de forma positiva como de forma negativa. Éstas incluían el sexo, la raza, la edad, el nivel educativo, los ingresos y el estado civil; la presencia o los antecedentes de abuso físico y sexual, violencia doméstica, abuso de sustancias, insomnio y dolor debilitante; y el uso de la religión como un mecanismo de afrontamiento.
El trabajo se publicó en la edición en línea del 8 de enero de la revista Journal of Affective Disorders.
El Dr. Ken Duckworth es psiquiatra y director médico de la Alianza Nacional para la Salud Mental (National Alliance on Mental Health), y no participó en el estudio. Afirmó que los hallazgos son «como aire fresco».
Duckworth dijo que los estudios de gran tamaño que observan a las mismas variables a lo largo del tiempo son poco comunes en el tratamiento de la enfermedad mental. Pero para el sistema de atención de la salud en Canadá hacer este tipo de recolección de datos parece ser más fácil.
¿Cuáles participantes con antecedentes de ansiedad tenían más probabilidades de lograr una salud mental completa?
El estudio encontró que eran más propensos a alcanzar una salud mental completa aquellos que:
• Estaban casados
• Tenían una salud física buena o excelente
• Estaban libres de un trastorno depresivo mayor
• Los que eran más propensos a alcanzar una salud
• No tenían antecedentes de dependencia del alcohol o las drogas
• No eran obesos ni sufrían de insomnio crónico
• Mujeres
También fue clave que usaran la religión o la espiritualidad para salir adelante, y que tuvieran un confidente.
«Hay esperanza», afirmó Dr. Fuller-Thomson. «Hay un alto nivel de recuperación, incluso en las personas que han sufrido durante una década o más».
Los puntos negativos para la recuperación de una salud mental completa incluyeron el insomnio crónico, las dificultades para realizar las actividades diarias, y los antecedentes de un trastorno depresivo mayor o de abuso de sustancias.
El estudio muestra que los proveedores de atención de la salud deben tomar en cuenta la salud física y los hábitos de sueño de un paciente cuando traten la ansiedad. Algo interesante es que «la pobreza no fue un factor importante» que afectara al grupo con antecedentes de trastornos de la ansiedad, señaló.
Aunque dijo que las estrategias de afrontamiento negativas, como el alcohol y las drogas, «son realmente muy nocivas», Fuller-Thomson añadió que contar con un confidente y no sufrir ninguna discapacidad tuvo el mayor efecto positivo.
«El respaldo social es clave», aseguró Fuller-Thomson. «A las personas que están aisladas no les va bien».
Las experiencias de la niñez también tuvieron un rol importante en las probabilidades de recuperación de los encuestados, encontró el estudio.
Los que habían sido testigos repetitivamente de la violencia doméstica o habían sufrido abuso físico tenían menos probabilidades de lograr una salud mental completa. Menos de un 5 por ciento de los encuestados que habían sido víctimas de abuso sexual la lograron.
Duckworth dijo que está deseando un seguimiento que examine las mismas variables junto con los métodos de tratamiento, como la consejería, los medicamentos y la modificación de la conducta».
«¿[Lo que causó la mejora] fue la edad o el tratamiento?», preguntó. «¿El estatus socioeconómico o el tratamiento? ¿Qué tan importantes son los factores individuales? Estoy seguro de que todos son significativos».
¿Cómo se supera la ansiedad?
Si te diagnostican un trastorno de ansiedad, mantén una actitud positiva. Hay muchos tratamientos disponibles, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a cambiar los patrones de pensamiento. Además, hay otros tipos de terapia, la medicación y ajustes sencillos en la rutina diaria.
• Hacer ejercicio de forma regular libera las endorfinas del cuerpo, unas sustancias naturales que hacen que uno se sienta bien. Establezca el objetivo de 30 minutos al menos cinco días a la semana.
• Asegúrate de dormir lo suficiente, normalmente entre 7 y 8 horas cada noche.
• Durante las horas del día, haz descansos cortos con respecto a lo que te estresa; la meditación y escuchar música son grandes maneras de aclarar la mente.
• Come de forma saludable y no te saltes las comidas. Limita el consumo de alcohol y cafeína, que podrían empeorar la ansiedad y desencadenar ataques de pánico.
• Si hacer ajustes en tu rutina no reduce la ansiedad, habla con tu médico, especialmente si la ansiedad o la depresión están extendidas en tu familia. Quizá tengas un trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
• Por último, lleva un diario de los síntomas y presta atención a las señales de advertencia de un trastorno de ansiedad.
Pero, en algunos casos lo más importante es encontrar un terapeuta con el que te sientas a gusto trabajando y que tenga experiencia tratando los trastornos de ansiedad.
La terapia cognitiva conductual (TCC) es un tipo psicoterapia que ayuda a tomar conciencia de pensamientos imprecisos o negativos para que puedas visualizar situaciones exigentes con mayor claridad y responder a ellas de forma más efectiva. (HolaDoctor.com).
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