Sí, son muy comunes para la población en general. Más de la mitad de los adultos han experimentado un dolor de cabeza, según la Organización Mundial de la Salud. La migraña, un tipo de dolor de cabeza más intenso y punzante, afecta a 1 de cada 10 personas en todo el mundo, y se estima que esta cifra va creciendo progresivamente.
Cuando son recurrentes, suelen acompañarse de problemas personales y sociales, con lo cual pueden deteriorar la calidad de vida de quienes los padecen y más alarmante aún es que en el mundo, solo una minoría es diagnosticada correctamente. La OMS detalla que las cefaleas han sido menospreciadas, comprendidas de manera insuficiente y no han recibido el tratamiento adecuado.
Pero es que las causas de los dolores de cabeza, de distintos tipos, son variadas y tan únicas como podemos ser todos los seres humanos. Pueden ir desde la tensión muscular, ocasionada por estrés; pueden deberse a cambios hormonales normales, como el ciclo menstrual; pueden desencadenarse por falta de sueño, por el consumo de ciertos alimentos o por factores ambientales como la presión atmosférica, e incluso pueden ser producidos por problemas de visión, que a su vez pueden avisarnos de otras enfermedades.
Sin embargo, no debemos dejarnos guiar por lo comunes que pueden ser, sino poner atención a nuestros síntomas, pues un dolor de cabeza puede una señal de alarma importante. Algunos de las alertas que comparte la Sociedad Internacional de Cefalea, en su lista SNNOOP10, describen las banderas rojas de los dolores de cabeza que pueden significar situaciones graves de salud.
En la revista especializada Neurology, se enumeran y se destaca que, aunque que los trastornos de cefalea secundarios aparecen en una minoría de los pacientes con el síntoma, esta lista es muy útil para detectarlos de manera mucho más rápida y económica que con una batería de pruebas estándar que puede incluir imágenes cerebrales y análisis de sangre.
Estos criterios, que ayudan a detectar estas causas secundarias son 15 en total y empiezan con los síntomas sistémicos, como la fiebre; luego, tener antecedentes de neoplasias cerebrales, es decir, tumores; también presentar señales de déficit neurológico, por ejemplo, una disminución de la conciencia; y que la cefalea haya comenzado después de los 65 años, es decir, la edad avanzada también es un criterio.
Además, se suman a la lista los cambios de patrón en los dolores de cabeza que son recurrentes, como las migrañas; los dolores que aparecen repentinamente o que aparecen por una posición específica; dolores que aparezcan causados por hacer ejercicios, o estornudar o toser; tener papiledema, lo cual es una “afección en la que el aumento de la presión dentro o alrededor del cerebro hace que se inflame la parte del nervio óptico dentro del ojo”, según describe el Bascom Palmer Eye Institute.
También se incluyen en la lista el dolor de cabeza progresivo y con presentaciones atípicas; los dolores de cabeza que surgen en el embarazo o en el puerperio; tener un ojo doloroso y presentar mareos o náuseas; aparición postraumática de dolor de cabeza, después de un golpe en la cabeza; por patologías del sistema inmune, como el VIH; y, por último, el uso excesivo de analgésicos, lo cual puede generar efectos secundarios.
Si los dolores de cabeza son muy fuertes, o son recurrentes, no dudes ni experimentes, visita al especialista para encontrar una solución adecuada y la causa precisa que los está generando. (Yahoo/vida y estilo).