El sueño desempeña un papel crucial en la vida de los niños. Mientras duermen, su cuerpo se recupera, el cerebro refuerza la memoria y se liberan hormonas vitales para el crecimiento. Contar con un sueño reparador es esencial para un desarrollo físico y mental saludable. No obstante, muchos niños enfrentan problemas para conciliar el sueño, lo que puede repercutir negativamente en su salud y bienestar. Y uno de esos problemas puede ser que sufran apnea del sueño. A continuación, te explicamos todo lo que debes saber sobre este trastorno respiratorio para que identifiques posibles señales de alarma.
¿Qué es la apnea del sueño?
Se trata de un trastorno respiratorio que aparece durante el sueño y que consiste en una interrupción de la respiración rítmica nocturna, de mayor o menor duración, producida por la obstrucción parcial de la vía aérea que interrumpe la ventilación normal y altera los patrones normales del sueño.
¿Por qué se produce?
El origen del problema se encuentra en la faringe y en una alteración en su función durante el sueño, ya sea por alteraciones anatómicas, funcionales o neurológicas.
Los factores predisponentes más frecuentes en el niño, son: aumento del tamaño de amígdalas y adenoides, obstrucción nasal intensa, laringomalacia (cartílagos laríngeos blandos), malformaciones congénitas y obesidad.
¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma universal en todos los casos de apnea del sueño es el ronquido. Junto a este suelen aparecer pausas respiratorias de diferente intensidad y duración, aumento del esfuerzo respiratorio, sueño intranquilo no reparador, posturas anormales durante el sueño y sudoración profusa.
¿Qué repercusiones puede tener?
La apnea del sueño en el niño puede tener sobre su salud desde leves trastornos hasta graves consecuencias. Desde una disminución del rendimiento escolar, somnolencia diurna y problemas del comportamiento, hasta trastornos del desarrollo psicomotor, falta de crecimiento o aparición de alteraciones cardiovasculares.
¿Cómo se diagnostica la apnea del sueño infantil?
El diagnostico lo realiza el pediatra en primer lugar a través de la anamnesis en base a la intensidad del ronquido, ruidos respiratorios, pausas respiratorias y esfuerzo nocturno respiratorio. La hipertrofia de amígdalas y vegetaciones debe ser muy valorada para cuantificar la obstrucción respiratoria con revisión otorrinolaringológica completa.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de este proceso está en relación directa a la causa que lo provoca. Entre las medidas generales que aliviarán o beneficiarán la evolución del cuadro están el tratamiento de la congestión y obstrucción nasal, la disminución de la congestión, infección o inflamación de las estructuras linfáticas faríngeas y, finalmente, la extirpación de las amígdalas y los adenoides a través de una adenoamigdalectomía. (Hola.com).