Los problemas de infertilidad están aumentando de forma exponencial. A nivel mundial, en torno al 20 % de los adultos tienen problemas para llevar a buen puerto una gestación. Aunque son muchas y muy variadas las causas que la pueden generar, la infertilidad se debe a la conjunción de múltiples factores, por lo que a menudo hay que trabajar mucho con los pacientes para conseguir el éxito.
Cada vez más parejas se plantean que uno de los causantes de sus problemas para concebir son sus hábitos. Muchas veces, la desesperación los lleva a realizar cambios en su vida cotidiana, como dejar de tomar ciertos alimentos o aumentar la ingesta de vitaminas, sin la supervisión de un especialista del campo reproductivo.
Pero ¿de verdad se puede afrontar un problema de infertilidad únicamente adquiriendo unos hábitos alimentarios sanos?
Alimentación amigable con la fertilidad
Centrándonos en las mujeres, un exceso de peso está relacionado con menstruaciones irregulares, trastornos de la ovulación, problemas endometriales e infertilidad. Una persona con obesidad va a tener menores probabilidades de quedarse embarazada, sin contar que aumenta claramente el riesgo de aborto espontáneo.
También se ha demostrado que seguir una dieta basada en un consumo de vegetales, proteínas, antioxidantes, frutas, verduras, frutos secos, legumbres, aceite de oliva y una ingesta adecuada de fibra puede mejorar las tasas de fertilidad femenina.
Actualmente circulan ciertas pautas alimentarias llamadas “dietas de la fertilidad”, que consisten en favorecer el consumo de grasas insaturadas, proteínas vegetales, lácteos ricos en grasas, carbohidratos de bajo índice glucémico, multivitaminas, hierro y suplementos alimenticios.
Pero esto no es otra cosa que poner una etiqueta a los hábitos nutricionales saludables de toda la vida: adoptar como modelo la dieta mediterránea, eliminar los excesos y la “comida basura” o los alimentos ultraprocesados y controlar que no exista déficit en los niveles de vitaminas. (The Conversation).