Está de moda hablar de inflamación. Hoy más que nunca se habla acerca de sus procesos y de sus consecuencias, pero no siempre es sencillo abordarla y combatirla porque, la verdad, es un proceso natural, pero qué eventualmente puede ser dañino e incluso generar enfermedades graves.
La inflamación refleja la reacción de nuestro sistema inmunológico frente a un agente externo potencialmente nocivo. Las células del sistema inmunológico liberan citoquinas proinflamatorias, que actúan como mediadores para coordinar el proceso inflamatorio. En otras palabras, se secreta una sustancia en la sangre que indica qué células deben intervenir, y estas células son las encargadas de desencadenar una respuesta en el tejido. Así lo explica la doctora Rossana De Jongh Delgado, médico nutriólogo especialista en nutrición clínica, sobrepeso y obesidad.
Sin embargo, la especialista explica que no siempre es un agente externo especifico el que causa la inflamación, hay condiciones de salud que pueden generar la reacción en las que se secretan sustancias similares a las citoquinas proinflamatorias; una de ellas, por ejemplo, es el tejido adiposo excesivo, el cual empieza a producir unas llamadas adipoquinas y es por ello que la obesidad se considera un estado inflamatorio.
Este tipo de inflamación no es igual a la que ocurre cuando tenemos una herida o una picada, sino que se trata de inflamación crónica, la cual puede dañar nuestro organismo y puede contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas importantes, como enfermedades cardíacas, diabetes y diversos tipos de cáncer. Para proteger el cuerpo de lo que el mismo organismo considera una agresión, surge esta reacción que parece exagerada y agota sus nutrientes que le ayudan a lidiar con este estado.
Es por eso que se hace esencial que, de estar en este caso, nos ayudemos poniendo en equilibrio nuestra dieta incluyendo nutrientes importantes como vitaminas, sustancias y fitoquímicos que se relacionan con un menor riesgo de inflamación.
En la guía Alimentos que combaten la inflamación de la Facultad de Medicina de Harvard, los investigadores de la institución han enumerado las frutas que realmente pueden marcar una diferencia en nuestra dieta. Y es que, según indican, las frutas contienen una gran cantidad de compuestos antiinflamatorios que pueden desempeñar un papel crucial en la protección de nuestro organismo.
Postres de la naturaleza
Es ideal, tanto para combatir la inflamación, como para prevenir enfermedades incorporar a la dieta una o dos tazas de frutas a nuestra alimentación diaria, pero seleccionarlas puede ser confuso.
La sugerencia primordial es elegirlas según la estación o su época de mayor cosecha, pero en todo caso, sean o no de la estación, o sean frutas que se dan todo el año, lo importante es comerlas. Sin embargo, hay algunas que son especialmente recomendadas por los investigadores de Harvard para combatir la inflamación.
En primer lugar, las frutas llamadas “de hueso” no solo alegran el paladar -son mis favoritas- sino que además son ricas en fibra, vitamina C, potasio y una variedad de fitoquímicos que muchos reconocen por sus colores. Duraznos, albaricoques, ciruelas y muy especialmente las cerezas reducen el dolor muscular, la rigidez después del ejercicio, y sus fenoles se han asociado frecuentemente con una reducción de la inflamación.
Las uvas, por otra parte, no solamente son una deliciosa fuente de fibra, sino que son ricas en vitaminas C, K, fitoquímicos y ácido ferúlico, el cual contribuye a contrarrestar los signos de fotoenvejecimiento.
Las granadas también figuran en la lista pues sus diminutas semillas contienen también vitaminas C y K, y además potasio, fibra y potentes fitoquímicos como antocianina y resveratrol.
Las manzanas también es una de las celebridades del mundo de las frutas, con nutrientes como la vitamina C, la pectina y los polifenoles. Su contenido en fibra también la convierte en un tesoro para la salud intestinal, la cual es clave en la prevención de alergias y otras enfermedades.
Los cítricos y su gran abanico de opciones también son recomendados pues contienen fibra, potasio, calcio, vitaminas B, cobre y fitoquímicos antiinflamatorios como flavonoides y carotenoides. Son las frutas antioxidantes por excelencia, ayudan a producir colágeno y, según comparten en su informe sus beneficios se han asociado con efectos protectores para el corazón.
Por último, pero no menos beneficiosas están las bayas, las joyas del mundo vegetal para la salud. Fresas, moras y arándanos son famosas por su actividad antioxidante y antiinflamatoria, y además de fibra y vitamina C, tienen fitoquímicos que contribuyen a la prevención de enfermedades. (Yahoo/vida y estilo).