Se sabe que el sobrepeso, y su forma más extrema, la obesidad, aumenta el riesgo de desarrollar afecciones como la diabetes, ciertas condiciones cardíacas y hasta algunas formas de cáncer.
De lo que se habla menos es de lo que esas libras de más pueden hacerle a la espalda. La columna vertebral, y sus articulaciones, son el eje del cuerpo, lo que le permite funcionar a pleno. Moverse. Sobrecargarlo puede afectarla, poner en riesgo su calidad, y generar dolor.
Este estrés del peso impacta particularmente en la zona lumbar, en la parte baja de la espalda.
Una mejor nutrición puede ayudar a mejorar el peso, el dolor en la espalda y, de paso, ayudar con la prevención o el avance de ciertas afecciones.
La asociación entre obesidad y dolor lumbar puede ser causal, sin embargo, hay mecanismos posibles que pueden explicar esta asociación:
En primer lugar, la obesidad podría aumentar la carga mecánica sobre la columna al provocar una mayor fuerza de compresión sobre la zona lumbar durante diversas actividades. Las personas obesas también pueden ser más propensas a sufrir lesiones accidentales.
En segundo lugar, la obesidad puede causar dolor lumbar a través de una inflamación crónica sistémica. La obesidad se asocia con una mayor producción de citocinas y con la activación de vías proinflamatorias, que, a su vez, pueden provocar dolor.
En tercer lugar, los estudios poblacionales han demostrado una asociación más fuerte entre la obesidad abdominal y el dolor lumbar que el que tiene la obesidad generalizada.
En cuarto lugar, la obesidad se asocia con la degeneración del disco y con cambios en la placa vertebral. La movilidad de la columna disminuye con el aumento del peso corporal, lo que puede interferir con la nutrición del disco. Se genera un círculo vicioso que afecta la movilidad.
Expertos indican que lo ideal es mantener una nutrición que permita la pérdida de peso, a la vez que fortalezca la masa ósea. Entre los alimentos que pueden cumplir con ambos propósitos están:
Vegetales. Especialmente el kale, el brócoli y la espinaca cumplen con estas funciones porque son magros y actúan muy bien contra la inflamación. El consumo de vegetales de hojas verdes también ayuda a mejorar la absorción de calcio, lo que promueve la fortaleza ósea.
Aguacate. Tiene grasas saludables, fibra y proteína, que benefician a la columna vertebral.
Otras frutas. Especialmente las bayas son buenas para la salud de la columna ya que contienen una buena cantidad de antioxidantes y nutrientes. Aunque hay que consumirla con moderación por su alto contenido de azúcar, la piña contiene bromelina, una enzima que puede reducir la inflamación.
Calcio, vitamina D y K. Son útiles para los huesos y previenen la osteoporosis. Se encuentran en los productos lácteos, las verduras de hojas verdes y el pescado.
La vitamina A, el hierro y las vitaminas del complejo B. Todas favorecen la función saludable de la columna y los nervios, se pueden encontrar en las verduras de color verde oscuro, los frijoles, las nueces, las semillas, las zanahorias y las batatas.
Por supuesto agregar una rutina de ejercicios suma cambios positivos a la salud de la columna. (Hola Doctor).