Por primera vez el país contará con una reglamentación de la producción, conservación, uso y comercialización de semillas nativas y criollas, con el fin de garantizar su calidad de modo que se pueda potenciar su uso y venta, disminuyendo los riesgos sanitarios y preservando su conservación.
En un hecho sin antecedentes, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) prepara un proyecto de regulación que será concertado con las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas para diseñar la normativa que le dará un vuelco a la producción de semillas, aprovechando un patrimonio ancestral que garantice a futuro la seguridad alimentaria de las mismas.
El Instituto trabaja en una propuesta normativa que recogerá la experiencia en el uso y aprovechamiento de este tipo de semillas, de modo que permita su beneficio en mejores condiciones de resistencia a plagas y enfermedades.
El gerente general del ICA, Juan Fernando Roa Ortiz, explicó que con el proyecto de normatividad se busca además fortalecer los sistemas locales de producción de semillas. “Establecer el marco regulatorio permitirá que los actores identificados en la agricultura campesina, familiar y comunitaria, así como la población diferenciada, puedan comercializar o entregar a cualquier título este tipo de semillas nativas y criollas, previa verificación de su efectiva posesión, por parte de la autoridad competente, y sin violar la normatividad vigente, bajo un esquema de coexistencia”.
El directivo agregó que es importante que las semillas nativas y criollas tengan unos parámetros para la producción, uso, intercambio, almacenamiento y comercialización, de acuerdo con la oferta ambiental y condiciones agroecológicas de los lugares de producción y, de esta manera, evaluar y hacer seguimiento sobre estas semillas.
El ICA, en coordinación con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y Agrosavia, han participado en diferentes mesas técnicas, lo que derivó en la construcción de esta primera propuesta técnica, que busca beneficiar especialmente a pequeños agricultores, con el aprovechamiento de este insumo base para los cultivos.
Más de 300 organizaciones han fortalecido sus procesos de producción de semilla de calidad con fines de autoabastecimiento o dinámicas comerciales en ámbitos locales y regionales, pero aún resulta necesario cerrar la brecha en torno a la reglamentación efectiva para semillas nativas y criollas, ampliamente demandada por las comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, etc.
“Existen especies agrícolas con demandas de material de siembra insatisfechas a nivel local, especialmente para cultivares nativos y criollos, que puede ser ofertada de manera suficiente por organizaciones de pequeños productores, cumpliendo parámetros de calidad que dan cuenta del beneficio del uso de estas semillas y disminuyan los riesgos de diseminación de problemas sanitarios que pueden ser transmitidos por semillas”, concluyó el gerente general del ICA.
Hasta ahora el país no cuenta con un marco normativo que reglamente y controle la producción para la promoción, conservación uso y comercialización de semillas nativas y criollas para siembra. El propósito de realizar este trabajo en campo, permitirá generar una verdadera apropiación con la futura reglamentación y además responderá a las necesidades y visiones de los territorios. Este proyecto de resolución -se insiste-, se presenta como una propuesta base para la amplia discusión a realizar respecto de su contenido.
En el primer semestre de 2024 se realizarán los talleres y jornadas de socialización y discusión en todo el país para elaborar el texto final de la Resolución que saldrá a consulta pública.