En mi país de origen, Venezuela, es complicado conseguir algunos medicamentos. Y ese es el panorama de mayor angustia de una de mis amigas, que espera ansiosamente la señal de su farmacéutico de confianza de que llegó su medicina para la tiroides. Tiene que tomarla a diario porque equilibra la producción de hormonas de la glándula tiroidea. Muchas veces se pregunta por qué llegó a ese punto.
En su caso, el diagnóstico de hipotiroidismo llegó tras presentar síntomas casi imperceptibles o que se pueden asociar con muchas otras circunstancias, como el cansancio, el aumento de peso la piel seca, y es que justamente estas señales silenciosas permiten que la afección vaya desarrollándose lentamente.
Pero cómo saber si estamos en riesgo de tener un trastorno de la tiroides o si la sufrimos y aún no ha sido detectada. La respuesta sencilla es que, en primer lugar, acudiendo regularmente a las citas médicas de rutina, y manteniendo un estilo de vida equilibrado y saludable. Si no tenemos malos hábitos de sueño o de alimentación, se supone que, esencialmente, no deberíamos sufrir de cansancio o de problemas digestivos o de aumento de peso inexplicable. Aun así, hay muchas otras razones y señales que pueden dar pie a una revisión exhaustiva.
Comencemos por comprender qué función tiene la tiroides, esa pequeña glándula con forma de mariposa que yace cerca de la garganta. Como se explica en Medline Plus, las hormonas producidas por la tiroides regulan la manera en que nuestro organismo usa la energía, con lo cual podríamos decir que incide en casi todos los órganos del cuerpo. Por ejemplo, influye en la respiración, en los procesos digestivos, el estado de ánimo, el peso y la quema de calorías, y el ritmo cardíaco.
Las causas de los problemas de tiroides descansan muy comúnmente, en las enfermedades autoinmunes, que es cuando los anticuerpos que produce nuestro propio sistema inmune afectan la producción de las hormonas. Pero también pueden deberse a la falta de yodo, al bocio, que puede generar esa incómoda sensación de nudo en la garganta, tumores benignos y el cáncer.
Además, también puede ocurrir que, sin existir una enfermedad subyacente, la tiroides produzca mucha o poca hormona tiroidea, así se explica desde el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, y agregan que incluso puede no saberse a ciencia cierta por qué ocurre, pero sí que puede relacionarse con la edad.
¿Entonces, qué debe encender nuestras alarmas? Primero, ser mujer, porque las mujeres sufren más frecuentemente de enfermedades autoinmunes. De hecho, según el UPMC, una de cada ocho desarrollará problemas de tiroides a lo largo de su vida.
Luego, las señales o síntomas varían según el problema de tiroides que se presente. Si es hipotiroidismo, es decir, poca producción de la hormona tiroidea; o si es hipertiroidismo, mucha producción. Y en ambos casos los síntomas pueden relacionarse, como hemos dicho, con otras afecciones.
En el primer caso, se observa aumento de peso inexplicable, porque no se ha variado la dieta; sensación de frío, pero cuando los demás no tienen; cansancio -que también puede ser síntoma del síndrome de fatiga crónica-, depresión o cambios de ánimo, piel seca, dolores musculares y articulares, distorsiones en el periodo menstrual; cambios en el cabello, que puede lucir más fino; sudar menos, problemas digestivos y ritmo cardíaco más lento.
En el caso de hipertiroidismo, podemos presentar algunos síntomas contrarios a los anteriores, como pérdida de peso inexplicable, sudoración excesiva, ritmo cardiaco acelerado, sentir calor cuando los demás no lo sienten, síntoma también confuso porque también se presenta durante el proceso de la menopausia. Además, se puede tener mayor sensación de hambre, nerviosismo e irritabilidad, debilidad muscular, problemas para conciliar el sueño, manos temblorosas, cambios en los ojos que pueden lucir enrojecidos o saltones y.
Qué hacer
Es fundamental comprender que en internet no conseguiremos un diagnóstico preciso, ni mucho menos un tratamiento para mejorar síntomas. Mucho menos si aún no sabemos que padecemos de un trastorno. Recordemos que síntomas como el cansancio, la inflamación o el aumento de peso pueden estar asociados a muchas otras cosas.
De hecho, el doctor Henry B. Burch del Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales, en una entrevista con la revista de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos dice que “casi 5 de cada 100 estadounidenses mayores de 12 años tienen hipotiroidismo, es decir, una tiroides poco activa. Como la afección es común, muchos creen que tienen hipotiroidismo cuando en realidad no es así y que frecuentemente encuentran información errónea sobre su tratamiento en Internet.
Para un diagnóstico adecuado hay que visitar el médico que ordenará el tipo de prueba que se requiere, si son pruebas sanguíneas o de imágenes, y en base a esos hallazgos planteará el procedimiento a seguir. En ambos casos los tratamientos implican medicamentos, pero hay también otras medidas complementarias que el médico decidirá dependiendo de la reacción que se tenga.
Además, podemos ayudarnos manteniendo una dieta equilibrada, rica en vegetales y frutas; evitar los brebajes caseros porque pueden ser contraproducentes; practicar actividad física regular, pues ayuda a equilibrar distintos procesos del organismo, comenzando por el sistema cardiovascular; así como la eliminación de toxinas.
Otra alternativa útil es recurrir a prácticas que incentiven la relajación, que nos ayuden a lidiar con los desbalances emocionales y con el estrés, lo cual además sumará a nuestro bienestar en general. (Yahoo/vida y estilo).