Los niños cuyas familias salieron de barrios marginados tenían unos ataques de asma significativamente menos intensos, con unas mejoras más grandes que incluso las observadas con los medicamentos.
Una nueva investigación encontró que los niños cuyas familias participaron en un programa que les permitió mudarse a áreas con menos pobreza, y con mejores escuelas y parques, tuvieron alrededor de un 50 por ciento menos de ataques graves.
Tras mudarse, hubo unos 40 ataques de asma graves al año por cada 100 niños, en comparación con 88 antes de la mudanza.
«El grado de mejora es mayor que el efecto que vemos con los fármacos para el asma», señaló la autora sénior del estudio, la Dra. Elizabeth Matsui, profesora de salud de la población y pediatría de la Facultad de Medicina Dell de la Universidad de Texas, et Austin.
«También nos sorprendió encontrar que las mejoras en los factores estresantes del vecindario, por ejemplo, sentirse más seguro en la comunidad y experimentar una mejor cohesión social con los vecinos, parecieron ser importantes factores en las mejoras en el asma», añadió Matsui en un comunicado de prensa de la universidad.
El estudio atribuyó entre un 20 y un 35 por ciento de la mejora en los síntomas de asma a una reducción en el estrés relacionado con el vecindario. El estudio incluyó a 123 niños, de 5 a 17 años, cuyas familias se inscribieron en un programa de movilidad de la vivienda de seis años, en Baltimore.
Tras mudarse, los niños tenían síntomas de asma solo tres días a lo largo de dos semanas, en comparación con cinco días anteriormente.
«Estos hallazgos confirman lo que sospechábamos hace mucho: una gran parte de la carga de asma no se trata de quién es uno. Se trata del lugar en el que vive», enfatizó Matsui. «Este estudio demuestra que los programas diseñados para contrarrestar la discriminación en la vivienda pueden tener unos significativos efectos de salud positivos para los niños que se mudan».
Unas iniciativas anteriores para mejorar el asma mediante la reducción de los alérgenos de ratones y cucarachas en el hogar fueron menos efectivas.
Otras ciudades con programas similares de movilidad de la vivienda podrían observar resultados similares, planteó Matsui.
Los niños negros e hispanos son más propensos a vivir en áreas urbanas angustiantes, debido a la discriminación histórica y actual en la vivienda, anotó, y estos hallazgos podrían explicar unas disparidades raciales y étnicas persistentes en el asma infantil.
«Por ejemplo, sabemos que los niños en los vecindarios más pobres de Austin y del condado de Travis tienen la carga más alta de visitas por asma al departamento de emergencias, y que estos niños tienden a ser negros e hispanos», apuntó Matsui. «Los resultados de nuestro estudio sugieren que, si esos niños vivieran en vecindarios con mejores recursos, sus visitas a las emergencias del hospital se reducirían en gran medida». (HolaDoctor.com).