Entre diciembre y enero las lesiones por pólvora y las intoxicaciones por fósforo blanco aumentan en comparación con otros periodos del año. La afectación en las personas no solo es física, sino también emocional; además, genera un impacto negativo social, ambiental y económico.
Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud y Protección Social, expresó que «esta situación deja profundas secuelas, tragedia y dolor en las familias». Hizo énfasis en que «la manipulación y el uso inadecuado de pólvora afecta particularmente a los niños, niñas y adolescentes, quienes, por su menor percepción del riesgo, se ven expuestos con mayor frecuencia a sufrir lesiones e incluso perder la vida».
El uso de pólvora puede ocasionar daños oculares y auditivos; quemaduras de primer, segundo y tercer grado; heridas abiertas y pérdida de partes del cuerpo; incluso la muerte, hechos que se ocasionan durante la producción, almacenamiento, transporte y manipulación de la pirotecnia.
Adicionalmente, el uso de esta se asocia a eventos o actividades que generan aglomeraciones, aumentando el riesgo de contagio por covid-19. «El mejor regalo en esta época de Navidad es la vida, no solo porque estamos ante una pandemia, sino por este tipo de eventos lamentables por pólvora se pueden evitar», apuntó.
A corte 23 de diciembre, el Instituto Nacional de Salud (INS) reportó 279 personas lesionadas con pólvora, 112 menores de edad. Asimismo, se registraron 4 personas fallecidas por esta misma razón, mientras que en 2019 no hubo casos fatales.