La enfermedad cardíaca o cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo.
A pesar de su gran incidencia, las autoridades sanitarias resaltan que es una afección que puede prevenirse si se actúa sobre sus factores de riesgo, como el consumo de tabaco, dietas poco o nada saludables, obesidad, estrés y sedentarismo. También es fundamental la detección precoz y tratamiento temprano. Aquí repasamos los principales mitos alrededor de la enfermedad cardíaca.
Mito 1: La enfermedad cardíaca es una sola afección
No. Si bien su nombre puede generar confusión, la enfermedad cardíaca o cardiovascular es un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre los que se incluyen:
Arteriopatías periféricas: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores.
Cardiopatías congénitas: malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento.
Cardiopatías coronarias: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardiaco.
Cardiopatías reumáticas: lesiones del músculo cardíaco y de las válvulas cardíacas debidas a la fiebre reumática, una enfermedad causada por bacterias denominadas estreptococos.
Enfermedades cerebrovasculares: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.
Trombosis venosas profundas y embolias pulmonares: coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas, que pueden desprenderse (émbolos) y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones.
Mito 2: Ataque y paro cardíaco son lo mismo
Aunque muchas veces se utilizan como sinónimo, los ataques y paros cardíacos no son lo mismo. Un ataque cardíaco es un problema de circulación que ocurre cuando la arteria coronaria, que transporta sangre oxigenada a los músculos del corazón, se bloquea.
En cambio, el paro cardíaco ocurre cuando el corazón deja de bombear sangre por todo el cuerpo de manera efectiva. Normalmente, los paros cardíacos son causados por un ataque cardíaco.
Otro aspecto para destacar es que, durante un ataque cardíaco, es probable que una persona esté consciente, mientras que, en los paros cardíacos, casi siempre está inconsciente.
Mito 3: Las vitaminas previenen la enfermedad cardíaca
Esto es falso, no existe evidencia científica que muestre que la complementación con multivitaminas y minerales sea capaz de mejorar los resultados cardiovasculares en la población general.
Los suplementos vitamínicos sirven para cubrir carencias nutricionales que se pueden tener en determinados momentos de la vida, y solo deben usarse bajo recomendación y supervisión de un profesional de la salud
Recuerda, los suplementos no pueden usarse para reemplazar una alimentación saludable o ejercicio regular, medidas que sí ayudan a reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Mito 4: La enfermedad cardíaca solo afecta a los adultos mayores
Esta es una idea muy presente, debido a que es más probable que la enfermedad cardíaca afecte a personas mayores de 65 años. Sin embargo, se estima que entre el 5 y 10 % de los ataques cardíacos ocurren en personas menores de 45 años.
También cabe destacar que la forma en que vivimos nuestra vida como niños, adolescentes, jóvenes y adultos sienta las bases para la salud del corazón a medida que envejecemos.
Mito 5: Las enfermedades cardíacas solo afectan a los hombres
Similar a lo que ocurre con el caso anterior, este mito puede deberse a que los hombres tienden a desarrollar enfermedades cardiovasculares a una edad más temprana que las mujeres, y a que tienen un mayor riesgo de enfermedad coronaria.
Sin embargo, las mujeres también están en riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca, incluso presentan un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. Además, los investigadores señalan que las mujeres tienen una mortalidad más alta y un peor pronóstico después de eventos cardiovasculares agudos.
Mito 6: Si tengo antecedentes de enfermedad cardíaca, no puedo prevenirla
Los antecedentes familiares constituyen, junto con la edad y sexo, los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedad cardíaca.
Sin embargo, esto no significa que por tener familiares que desarrollaron esta afección inevitablemente se la sufrirá. Existen otros factores de riesgo que pueden modificarse para reducir la probabilidad de desarrollar enfermedad cardíaca, como niveles de presión arterial y colesterol, tabaquismo, sedentarismo, estrés, obesidad y mala alimentación.
Mito 7: Si fumé durante años, no tiene sentido dejarlo ahora
Este es otro mito muy peligroso, porque fumar es una de las principales causas de enfermedad cardíaca, y lo cierto es que tan pronto como se abandona este hábito comienzan a verse los beneficios, como mejor respiración o niveles más altos de energía.
Las autoridades sanitarias aseguran que sin importar la edad o el tiempo que se lleva fumando, al dejarlo mejora la salud, y, entre otras cosas, se reduce el riesgo de enfermedad cardíaca.
Mito 8: Si tengo problemas cardíacos, debo evitar todo tipo de grasas
Es cierto, las grasas saturadas, que comúnmente se encuentran en la mantequilla, embutidos, y otros productos ultraprocesados, aumentan el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca.
Sin embargo, esto no significa que se deben eliminar todas las grasas de la dieta, por el contrario, las grasas son una parte fundamental de la alimentación. Lo que debe hacerse es elegir aquellas que son saludables, como las mono y polinsaturadas, que podemos hallarlas en pescados, frutos secos, semillas, aceites, como el de oliva o canola, o aguacates, entre otras opciones.
Mito 9: Si tomo medicamentos para el colesterol o la presión, puedo comer lo que quiera
Muchos pueden pensar que tomar medicamentos para controlar los niveles de colesterol o presión arterial, elimina los riesgos que implica descuidar la alimentación.
Esto es falso, ya que una dieta malsana puede perjudicar la salud de otras formas más allá de la hipertensión o hipercolesterolemia, por ejemplo, aumentando el riesgo de sufrir obesidad o diabetes, factores de riesgo de la enfermedad cardíaca.
Mito 10: Si tengo una enfermedad del corazón, no puedo hacer ejercicio
Los expertos señalan que, al contrario de lo que se suele creer, el ejercicio es muy beneficioso para las personas con enfermedad cardiovascular, ya que ayuda a fortalecer el músculo cardíaco y a mejorar el flujo sanguíneo por todo el cuerpo.
Según la evidencia disponible, la posibilidad de que el ejercicio desencadene un ataque o paro cardíaco es extremadamente baja, sin embargo, si las personas son sedentarias deberán consultar un profesional de la salud para que evalúe la situación y recomiende las mejores actividades para ejercitarse.